En menos de ocho años Toñi Santos ha pasado por un cáncer de mama y otro de ovario con varias recaídas. En su caso, la mutación del gen BRCA 2 hace que tenga una elevada predisposición a sufrir esta enfermedad. Y es que su padre falleció de un cáncer de mama, una dolencia poco común en hombres que representa el 1% del total del cáncer de mama en ambos sexos.
Sin embargo, esta paciente del Hospital de Sant Joan está tranquila, aun sabiendo que cada pocos meses tiene que someterse a pruebas exploratorias para confirmar que todo está bien. «Me conformo con el hecho de que mis hijas, de 38 y 34 años, no hayan heredado la posibilidad de sufrir cáncer». Y es que, tras confirmar la mutación genética, los médicos aconsejaron a sus hijas y hermanas que se sometieran a pruebas genéticas para determinar el riesgo de sufrir un cáncer de mama o de ovario. «Mis hermanas no han querido someterse a estas pruebas, pero mis hijas sí, y en su caso todo ha salido bien, así que estoy muy aliviada».
Un par de veces al año, esta paciente acude al Hospital de Sant Joan para las revisiones rutinarias, que consisten en mamografías, analíticas con marcadores tumorales y un TAC. El primer cáncer que le detectaron a Toñi fue el de ovario. «Me lo diagnosticaron en 2006 y aunque me operaron muy rápido desarrollé metástasis en el pulmón». La quimioterapia fue efectiva Toñi superó este cáncer hasta que después de tres años le diagnosticaron el de mama. «Primero me aplicaron un tratamiento de quimioterapia porque el tumor era muy grande y después me operaron». Le extirparon la mama y ocho ganglios, «de los que cinco estaban afectados» y «me sometí a 30 sesiones de radioterapia». Al poco tiempo «recaí del tumor ovario, que me trataron con quimioterapia y del que tuve una nueva recaída en marzo de 2011». Ahora Toñi Santos está bien. «Cada vez que vengo afronto las pruebas con cierta tranquilidad porque sé que estoy en buenas manos».
