Para la asociación Stop Accidentes, la siniestralidad de los puntos más conflictivos muestra que «no todas las cifras son positivas». Antonio Ángel Pertusa, miembro de este colectivo en la provincia de Alicante, insiste en que, además, «hay que ir más allá de los datos, que tampoco tienen por qué ser exactos», dado que la estadística de víctimas mortales sólo contabiliza los fallecidos en los 30 días posteriores al accidente, cuando «hay personas que pueden morir después». A lo largo del año pasado perdieron la vida en accidentes de tráfico en la provincia un total de 48 personas, según la estadística de la DGT. La cifra es la más baja de los últimos años -menos de la mitad que en 2008, cuando los fallecidos fueron 107-; sin embargo, Pertusa recuerda que «las cifras son personas con nombres y apellidos», y que «parece que esto y las consecuencias que tiene sobre las familias se olvida». En este sentido alude, por ejemplo, a las secuelas que muchos heridos padecen de por vida, y que en ocasiones acaban desembocando en el fallecimiento de la víctima meses o años después del siniestro. El responsable también recalca que «hay que exigir que todos los puntos negros se señalicen como tramos de concentración de accidentes», cosa que no ocurre todavía con la rotonda de inicio de la A-77, ni tampoco con la N-332 entre El Campello y La Vila Joiosa. Pertusa hace hincapié en que «es necesario dejar de mirar para otro lado» ante este problema. A. T.