Además del traslado de las mascletàs, el Ayuntamiento, al amparo de los informes técnicos, se plantea subsanar los daños que presenta el monumento, reparando los boquetes y desprendimientos hasta acometer posteriormente «una restauración en profundidad». Así se acordó en la reunión mantenida esta semana por los ediles, técnicos de sus concejalías y de la empresa mixta Emarasa adjudicataria del mantenimiento de las fuentes para analizar la situación de la fuente de Luceros.

Según los técnicos, además de las causas externas hay otras internas que han agravado el deterioro del monumento, como los materiales utilizados por el escultor Daniel Bañuls, quien construyó la obra en 1931. El monumento está realizado con una mezcla de cemento con polvo de mármol que, con el paso de los años, «ha perdido cohesión, se ha debilitado y carece de resistencia», explican. A ello se suma, según apuntan los concejales Andrés Llorens y Miguel Valor, que el interior del monumento está conformado por una estructura de hierro «que se ha oxidado», lo que provoca grietas y desprendimientos».

Al margen de la reparación puntual y del tratamiento de desinfección del agua con ozono que aplicará Emarasa, el Ayuntamiento redactará un estudio técnico a cargo de especialistas encabezados por la restauradora municipal, Luisa Biosca, para la posterior restauración en profundidad. La actuación contemplará la limpieza, tratamientos para neutralizar el óxido, la consolidación de la superficie, el rellenado de grietas, la reposición de fragmentos, el tratamiento del agua y medidas para su conservación que deberán ir acompañadas de mantenimientos continuos.

Los técnicos valoraron la opinión del ingeniero Florentino Regalado que proponía la sustitución de la fuente por una réplica, lo que ha sido descartado al considerarlo «una medida demasiado agresiva, que haría desaparecer el monumento».