Caminar por debajo del número 6 de la calle Cid, en pleno centro, puede suponer todo un riesgo teniendo en cuenta el mal estado que presenta este inmueble y el hecho de que la malla protectora que cubre la fachada esté desprendida. La situación de abandono de esta edificación resulta más gravosa si se tiene en cuenta que se trata de un inmueble protegido y de uno de los más antiguos de la ciudad.

El arquitecto Rubén Bodewig, de la asociación Alicante Vivo, explica que la edificación data de 1833 y que se trata de un inmueble señorial que, de rehabilitarse, tendría un gran encanto. «Es todo un tesoro», apuntilla Bodewig.

Desde hace años, este inmueble presenta un aspecto ruinoso que va a más sin que se haga nada para remediarlo. Las molduras se han caído y las ventanas llevan años apuntaladas. A ello se suma el desprendimiento de la malla que protegía a la fachada ante los posibles derrumbes.

Desde la Concejalía de Conservación de Inmuebles, dirigida por Oti García-Pertusa, señalan que existe un expediente abierto a la empresa propietaria del edificio, a la que se requirió el pasado mayo para que repusiera la red protectora y eliminara los elementos de la fachada que conllevan peligro de desprenderse. Desde el área explican que se les dio diez días para tomar estas medidas y apuntan que, ante el incumplimiento de la orden, procederán a multar al propietario. Sobre el riesgo para los peatones, desde Conservación de Inmuebles indicaron que, en caso de peligro inminente, acudirían los Bomberos y admitieron que el Ayuntamiento también tiene el poder de actuar de forma subsidiaria, para repararlo con sus propios medios y después cargar el coste a los propietarios. Al respecto, indicaron que será a final de año cuando valoren qué casos son los más urgentes en la ciudad para actuar subsidiariamente.

Del mismo modo, estas fuentes señalaron que los propietarios del inmueble disponen de una licencia de rehabilitación en vigor concedida por la Concejalía de Urbanismo. No obstante, llevan años sin actuar en este edificio, cuya degradación va a más.

Se trata de un inmueble catalogado con protección ambiental. Según la ficha que figura en el proyecto de Plan General, únicamente está permitida la demolición de las partes no visibles y siempre respetando los elementos originarios de la edificación. En cuanto a la fachada, es obligado mantenerla y únicamente está permitida su reforma con una reconstrucción fiel de todos sus elementos. Según la ficha se trata de un edificio que «tiene valor en sí mismo» al catalogarlo como «referente histórico». Además, se recoge que el inmueble «contribuye a definir una unidad ambiental formada por las edificaciones del entorno de la calle San Francisco» y que «junto con el edificio del Síndic de Greuges y sus colindantes forma un conjunto urbano de interés».

No es el único edificio protegido que se encuentra en situación ruinosa. Es el caso, por ejemplo, del número 9 de la calle Altamira, junto al Ayuntamiento de la ciudad. Se trata de un inmueble catalogado que hace una década adquirió el Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Alicante para trasladar allí su sede. Esta joya arquitectónica de principios del siglo XX se deteriora día a día y ha servido de cobijo para personas sin techo. Todo un riesgo para ellas teniendo en cuenta la situación del interior del inmueble, repleto de escombros.