"Diademas de niña para cogerlas al pelo con ganchitos, o de florecitas, y broches de lirios a solo dos euros", explicaba ayer uno de los vendedores de palma blanca de Elche que desde hace más de 40 años surte por Semana Santa a clientes de toda la vida en el mercadillo de Benalúa. La familia Ferrández, de la partida de Algorós, espera vender en Alicante más de 300 palmas ya que desde hace seis años mantiene congelados los precios, que oscilan entre el euro que cuestan algunos broches y los doce euros de las palmas más grandes. Los Ferrández, que elaboran 5.000 palmas artesanales al año, denuncian que algunos fabricantes guardan el producto sobrante en cámaras de un año para otro en lugar de tirarlas, "y cogen un color naranja".