­Los alicantinos han reducido de media un 33 por ciento el gasto en loterías y juegos de azar como consecuencia de la menor disponibilidad de dinero por la crisis. Según datos facilitados por la Conselleria de Gobernación, relativos al año 2011 -los últimos disponibles- pero cuyo análisis no pierde vigencia porque la situación económica no ha mejorado, la recaudación o el número de máquinas instaladas cayeron en todos los sistemas de juego supervisados por la administración autonómica.

La única excepción la marcaron las máquinas de uso meramente recreativo, que no proporcionan premio alguno por el juego, cuya presencia en los salones y establecimientos aumentó un 5,7 por ciento.

Las cifras reproducen uno de los muchos efectos sociales de la crisis y de su prolongación en el tiempo. La reducción de los presupuestos de las familias por la pérdida del empleo, la rebaja de los sueldos, el incremento de la presión fiscal u otros condicionantes hace que cada vez se prescinda más de gastos que puedan considerarse superfluos. Y a la vista queda que el juego se presenta como uno de ellos. Basta con ver el descenso de la actividad de las salas de bingo: en 2011 se les suministraron 117.484 cartones, según la Conselleria de Gobernación, frente a los 174.507 del año anterior. El descenso, el más significativo de todas las áreas recogidas por la administración, es nada menos que del 32,67%.

En cuanto a la presencia de máquinas en salones de juego y establecimientos de hostelería, el citado caso de las meramente recreativas es uno de los pocos datos positivos que ofrece el balance de la Conselleria. Al cierre de 2011 había un total de 1.724 de estos aparatos en la provincia, frente a 1.631 del año anterior; de ellos, casi dos tercios en cafeterías, restaurantes y otros negocios del ramo.

En cambio, sí menguó el número de máquinas que ofrecen premio a cambio del juego o de una apuesta; las primeras, las más numerosas con diferencia -las populares «tragaperras»- pasaron en el mismo periodo de 12.072 a 11.128. Una inmensa mayoría de ellas, casi 9.300, están en establecimientos hosteleros.

A simple vista, podría parecer llamativo que aumentara el número de máquinas recreativas que no ofrecen premio; sin embargo, hay que tener en cuenta que estos aparatos pueden ofrecer simplemente distracción, sin consecuencias perniciosas -derivadas de posibles adicciones al juego- para los usuarios, ni tampoco gravosas, dado que el precio a pagar por su utilización es reducido. Esto último también sería válido en el caso de las loterías controladas por el Estado, en las que el precio de las apuestas básicas es muy reducido.

La recaudación de Loterías del Estado en la provincia en 2011 se situó, según la Conselleria, en unos 447 millones de euros, algo menos que en 2010. Se registró un ligero descenso en apuestas clásicas como la Lotería Nacional y la Lotería Primitiva; en cambio, se produjo un aumento exponencial en el gasto en boletos de Euromillones. En el último año contabilizado, la recaudación en estos sorteos ascendió a 72 millones de euros, una muestra del auge de las apuestas que, con la inversión más barata, pueden otorgar premios de mayor cuantía.