Es uno de esos sitios míticos de la provincia a los que un buen número de alicantinos ha ido alguna vez en su vida. O al menos seguro que han oído hablar de él. Muchos habrán intentado llegar allí sin éxito. Sí, nos referimos a la famosa tetería árabe de Crevillent.

Casi nadie la conoce por su verdadero nombre -Casa Morisca Carmen del Campillo- y no se prodiga en poner publicidad, aunque lo cierto es que poca falta le hace. El boca a boca y la magia del lugar les ha sobrado hasta ahora como reclamo en sus más de 15 años de vida.

La tetería se encuentra a unos 15 kilómetros de Elche, entre la carretera secundaria de Albatera a Crevillent. Es un amplio caserón de estilo morisco rodeado de jardines donde se sirven tés y dulces árabes (sólo aptos para los muy golosos).

Llegar hasta allí a la primera supone todo un reto y eso que, una vez cerca, hay discretas indicaciones que ayudan un poquito. Si no has ido nunca, mejor inténtalo por la tarde. Por la noche puede convertirse en una odisea.

Lejos de suponer un pero, esta dificultad para encontrarla, toda una liturgia, ha sido una de las bazas de la tetería, envuelta en un halo de misterio y sobre cuyos dueños corren decenas de teorías y leyendas.

El lugar ya sucumbió hace tiempo a las nuevas tecnologías y cuenta con una página web con un plano que ayuda a dar con él. Aunque se ha ampliado en los últimos años, no son pocas las tardes o noches en que encontrar un hueco para sentarse es tarea complicada.

Entrar en la laberíntica finca supone un viaje a otro país y a otro tiempo, es como entrar a un vergel en mitad del desierto marroquí. Porque el lugar maravilla por sí mismo y también por estar en mitad de la nada...

La visita a sus jardines y fuentes y a las distintas estancias de la casona, toda llena de detalles, es obligada antes de buscar un lugar para disfrutar de sus tes calientes en invierno, tan exquisitos como los tes helados en verano.

Según la época del año, podrás sentarte en los mismos jardines, en una jaima en la terraza o dentro de la casa en alguno de sus cuartos con mesitas, alfombras y cojines. La experiencia es completa. Todo huele a incienso y flores, suena música árabe y cuando anochece se encienden montones de velas alrededor. Tampoco te extrañes si te cruzas en el paseo con algún pavo real u otra ave exótica.

No te molestes en buscar la carta o al camarero, aunque te hayas aposentado un lugar recóndito. Al poco de sentarte llegará algún camarero a ofrecerte la amplia variedad de tés y pastas árabes de que disponen. Un rato de relax en un entorno mágico. Hay rincones en los que te puedes tumbar y quitarte los zapatos.

Una de las múltiples leyendas en torno la tetería dice que surgió gracias a que el hijo del propietario de la finca llevaba allí a sus amigos y los invitaba a tomar el té. El maravilloso entorno hizo que aumentara el interés de la gente por ir... y de aquellos polvos estos lodos. Teorías hay de todos los colores.

No se cobra entrada por acceder, pero en caso de no realizar ninguna consumición sí que hay que abonar un importe por la visita.

Antes no, pero ahora ya se permite tomar fotografías tanto en el exterior como en el interior del recinto.

El próximo lunes 18 y el martes 19 el Carmen estará abierto a partir de las 4 de la tarde por el puente de San José.

Horario: De octubre a junio: lunes y martes: cerrado (excepto vísperas y festivos); de miercoles a domingo: abierto desde las 4 de la tarde. Tiene aparcamiento.

CÓMO LLEGAR

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VÍDEO.Un paseo por la tetería: