¿Cuándo ingresó en la hoguera Calderón de la Barca?

Entré en 1979 en la hoguera infantil, y en 1982 pasé a la adulta y hasta ahora. He sido vicepresidente, delegado de llibrets, de organización, fuegos y barracas. Formé parte de la subcomisión gestora de hogueras infantiles en 1981-1982, a instancias de José Ángel Guirao en la época de Jacinto Massanet y presidí la Comisión Gestora entre 1999 y 2005.

¿Con qué se queda, con este último cargo o con su faceta en la hoguera?

Son diferentes pero sin hoguera no hay Gestora. Si no me hubiera dado a conocer por mi trabajo en mi comisión, que me respaldó, no hubiera llegado a la entidad festera. Pasar por una hoguera es fundamental, te da tablas y la experiencia necesaria para embarcarte en proyectos más elevados.

¿Cómo es la hoguera Calderón?

Es pequeñita pero muy solvente y consolidada. Ha tenido momentos de titubeo pero también otros brillantes, como cuando fue Hoguera Ejemplar, año en que batimos nuestro récord de premios. Ahora estamos en buena situación, tampoco sobrados, pero mientras mucha gente se da de baja en otras comisiones, nosotros incrementamos nuestro censo. Somos una hoguera modesta pero honesta.

¿Dónde le gustaría ver a su hoguera?

Una de las mayores ilusiones de una comisión es plantar en Especial. Somos un distrito céntrico y bonito. Ojalá algún día se pueda arbitrar la fórmula para hacerlo y que no sea algo efímero, sino para continuar. Es un reto difícil pero está ahí, y en el mundo de la Fiesta las ilusiones no se acaban, siempre queda algo por hacer.