Los empresarios de la selva alemana en el sur del país no son los únicos que se han interesado por la formación de los alicantinos para ficharlos en sus empresas. Desde Hannover también han contactado.

¿Se puede decir que el centro en el que trabaja se ha convertido en la niña bonita de las empresas alemanas?

Está claro que se valora la formación que se imparte aquí, por eso demandan a nuestros chicos. A los alemanes les gustaría mucho que los alumnos se quedaran allí trabajando, para eso invierten en sus prácticas, al+go que para ellos es su futura mano de obra.

¿Ve usted a sus alumnos dispuestos a trasladarse por años?

Los hay que aborrecerán el alemán porque se les atragante, o se retraerán porque la novia o el novio no esté de acuerdo. Son edades difíciles pero desde luego es una buena oportunidad y de momento, hoy por hoy, los 40 alumnos del ciclo son aspirantes a irse.

¿Confía en esas empresas?

Para eso se organizan los encuentros previos, para conocernos antes, y el proyecto está avalado por fondos europeos. Una vez hecho este primer contacto, ya nos han llamado también de Hannover, donde están a la espera de la documentación porque les interesan nuestros alumnos.