­No resistió más. El vicepresidente del Consell y líder provincial del PP, José Císcar, sucumbió a la presión del núcleo duro de Génova -con María Dolores de Cospedal a la cabeza- y, finalmente, se vio obligado a lanzar, por vez primera, un mensaje que, de facto, supone retirar a la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, el respaldo explícito que hasta aquí la cúpula popular había prestado a la primera edil, imputada junto a su antecesor Luis Díaz Alperi por tres graves delitos en la investigación que se sigue en el TSJ por el supuesto amaño del plan urbanístico de la ciudad. En la liturgia de su comparecencia semanal después de la reunión del Consell, Císcar se salió del tono comedido que había mantenido hasta ahora con la edil y clarificó su postura. «¿Si usted fuera Sonia Castedo qué haría?», lanzó un periodista en la tercera pregunta -aún hubo una cuarta- sobre el futuro de la alcaldesa de Alicante. «Yo en esta situación, ante cualquier tipo de imputación dejaría todos mis cargos», subrayó José Císcar apenas unas horas después de que se desvelara el contenido de un vídeo con las 18 horas de declaración de la primera edil alicantina ante el TSJ que evidencia la estrecha relación que mantenía Castedo con el empresario Enrique Ortiz, situado en el epicentro de la investigación sobre el PGOU.

La frase, pese a que fuentes próximas a Císcar la definieron como una «opinión personal» que nada tiene que ver con la posición de la dirección del PP, tiene una enorme carga de profundidad. Es la misma que, en su momento, el vicepresidente de la Generalitat utilizó, también en su habitual comparecencia previa al fin de semana, para afear a Rafael Blasco, imputado por seis graves delitos en el presunto fraude del reparto de ayudas de la Generalitat a las ONG. A los pocos días de esa alocución, como se recordará, Fabra ejecutó a Blasco como síndic del PP en las Cortes y lo dejó como «diputado raso». José Císcar, en todo caso y para el disgusto de Génova con De Cospedal al mando, todavía intenta trasladar un margen de confianza sobre las opciones de que la alcaldesa pudiera salir de la instrucción sin enfrentarse al juicio oral.

De hecho, durante su comparencia y a renglón seguido de un mensaje que deja a Castedo a merced del TSJ sin la protección del PP, Císcar trató de poner paños calientes y, en todo caso, dejó en manos de la alcaldesa de Alicante la decisión sobre su carrera política. «Hay que respetar siempre lo que la persona decida» por lo que, relató, el Consell no «va a entrar en valoraciones ni en especulaciones sobre algo que no depende del Ejecutivo ni de su presidente, sino de la persona, que está legitimada por ley para hacer lo que quiera: o bien dejarlo, o bien continuar». Dos decisiones, en definitiva, que -según recalcó- «son igual de respetables» porque ambas «son igual de legales». Así defendió que el jefe del Consell, Alberto Fabra, ha demostrado que «allí donde tiene capacidad de decisión» -en su gobierno y en el partido- ha adoptado las medidas «que tenía que adoptar». Todo para rematar que «la legislación es la que es y nosotros nos atenemos» a ella, por lo que ha habido cargos públicos que al conocer su imputación han dimitido, y hay «otros muchos que han continuado, muchos de los cuales luego han sido absueltos, si bien es cierto que si hubiesen dimitido ya no hubiesen vuelto a ese cargo, porque es un puesto de elección directa por los ciudadanos».

Los detalles de la intervención de Císcar corrieron como la pólvora en las filas del PP en tanto que marcan el camino de Sonia Castedo -encausada por los delitos de cohecho, tráfico de influencias y revelación de información privilegiada- pero también de la decena de imputados que pueblan la bancada popular en las Cortes Valencianas. Así las cosas, la «línea roja» para Castedo, volvieron a insistir fuentes de la cúpula del PP, será la apertura de juicio oral. Casi nadie en las filas populares cree que la alcaldesa de Alicante pueda superar ese trámite judicial, en el caso de que se llegara a decretar por el juez, y seguir manteniéndose en sus cargos.

A media tarde y con la tensión disparada, José Císcar, que había convocado a su comité de dirección en Xàbia, mantuvo una conversación telefónica con Castedo sobre sus declaraciones. Acto seguido, el número dos de Císcar en el PP, José Juan Zaplana, cogió el coche y retornó a Alicante para sentarse junto a la alcaldesa en la cena que la primera edil compartió anoche con sus seguidores en Facebook. Es una maniobra medida para intentar ofrecer la imagen de que Castedo no está sola y que aún mantiene lazos con la cúpula del PP aunque, sin ir más lejos, esta misma semana, durante una reunión de cargos populares de l´Alacantí en Xixona, Fabra no tuvo ni un sólo gesto con la alcaldesa. El «recado» de la cúpula popular a Castedo es el colofón de una semana de alta tensión entre Génova y la dirección regional del PP. No ha gustado ni la comida de Fabra con Francisco Camps ni la tibieza con la alcaldesa de Alicante, imposible de mantener tras desvelarse el contenido de las grabaciones.