Como toda gran necrópolis, el Valle de los Reyes repleto de pirámides que es la Ciudad de las Artes y las Ciencias (Cacsa) constituye una fuente inagotable de hallazgos. En ese complejo de ocio se encontraron pagos al Instituto Nóos de Iñaki Urdangarin por más de 2 millones de euros (de los 4,5 que se llevó en Valencia) y ahí se desveló un proyecto de unas torres enroscadas que nunca se construyeron y por las que el Consell desembolsó 15,2 millones a Santiago Calatrava.

También allí se detectó el pago de casi 550 millones de las arcas públicas por los sobrecostes que generaron las obras de los ocho elementos que integran el conjunto arquitectónico. Cacsa ha pagado por lo que se hizo, por lo que no se hizo y por lo que se hizo a medias. Es el caso de un restaurante que Calatrava quiso que se construyera justo debajo del Pont de l'Assut de l'Or, en su extremo sur, el que da a la rotonda de la salida hacia el Saler.

El primer proyecto de ejecución (entregado en febrero de 2003, cuando el contrato se firmó el 5 de abril) preveía un almacén en esa zona, dentro del lote 2 de los tres en los que se licitaron las obras, adjudicadas a la UTE FCC-Pavasal con una oferta que rebajó en 5 millones los 31,7 del presupuesto inicial. En febrero de 2006, al año de iniciarse la obra, Calatrava presentó un modificado del proyecto que contemplaba la construcción del local de hostelería. El presupuesto para esa parte del puente pasó de 4.662.615 euros a 5.994.228. Los 1,3 millones de más eran, en buena parte, el coste de los nuevos planes.

2.500 metros sin los acabados

Pero la ocurrencia de "construir un restaurante junto al estribo sur de la estructura y bajo el tablero de ésta" suponía una "contravención de las normas urbanísticas del Plan General de Valencia". Lo señaló el jefe municipal de servicios de obras de infraestructura, José M. Izquierdo, en un escrito de 22 de noviembre de 2006. En la segunda modificación del proyecto, acabadas las obras, se recoge la nueva "redefinición (...) por cambios de uso de restaurante a zona de almacenaje de 2.500 metros cuadrados". En la certificación final de los trabajos del puente de Serrería, el despacho de Calatrava acreditó, dentro del "Lote 3, acceso sur", haber ejecutado "la obra civil del restaurante. "No ejecutado: acabados del restaurante", indicaba el documento. El local gastronómico no llegó a cuajar porque chocó de bruces con la normativa municipal, pero cientos de miles de euros fueron enterrados. Un dinero que contribuyó a que el coste final de ese sector alcanzara los 7,8 millones, frente a los 4,6 previstos.

El coste del puente multiplicó por 2,5 la previsión y contribuyó así a unos sobrecostes de Cacsa que le reportaron a Calatrava 42 millones. El arquitecto percibía el 12% del coste final de la obra, no del presupuesto, porque Zaplana cambió las condiciones del contrato profesional heredado de la etapa socialista. En total, Calatrava ha cobrado 100 millones de Cacsa, 94 por proyectos y dirección de obra y 15,2 por el diseño y maqueta de las torres.

La consellera de Turismo, Lola Johnson, admitía en respuesta parlamentaria al portavoz adjunto de Esquerra Unida, Ignacio Blanco, que en la zona se almacenan "casetas" y material de obra del Ágora. Un almacén que tampoco está permitido por la normativa urbanística, según informó el Consistorio al portavoz municipal de EU, Amadeu Sanchis.

El Ayuntamiento dirigido por Rita Barberá sigue sin recepcionar una infraestructura sobre la que pesan nueve informes desfavorables del área de iluminación. Un puente con deficiencias de seguridad vial y errores hasta en el ancho de los carriles de circulación.

"La calatravamanía del PP ha costado cientos de millones en sobrecostes"

El restaurante "guadiana", que aparecía y desaparecía en los proyectos del Pont de l'Assut de l'Or, es la última de las "chapuzas" de Santiago Calatrava, según el portavoz adjunto de Esquerra Unida Ignacio Blanco. El diputado, que ya reveló en su día los 100 millones que se llevó el arquitecto por proyectos y dirección de obras en el complejo de ocio, celebra que esta vez el Ayuntamiento de Valencia "le ha parado los pies al niño mimado del PP". "Calatrava ha hecho en Cacsa lo que le ha dado la gana, le han permitido todas las pifias, caprichos, como las modificaciones contractuales para cobrar más, y extravagancias porque al final la calatravamanía de Zaplana y Camps la pagamos todos, nos ha costado a todos los valencianos cientos de millones de euros en sobrecostes", argumentó Blanco. El parlamentario de EU presentó, además, una batería de preguntas a la consellera Lola Johnson interesándose por los cambios en el proyecto y el restaurante que finalmente no se ha construido.