La dotación presupuestaria de 6,34 millones de euros para la autovía A-33, entre Villena y La Font de la Figuera, supone un espaldarazo a un proyecto que llevaba casi estancado dos años. Estos 13 kilómetros, que sustituirán a la carretera N-344, se empezaron a ejecutar en 2010, pero se vieron interrumpidos por los primeros recortes en infraestructuras en junio de ese año. Después sólo se había trabajado en la construcción de la variante de La Font de la Figuera en carretera convencional, pero con un ritmo de ejecución lento.

Por aquí discurre uno de los principales flujos de tráfico del este peninsular, tanto para desplazamientos de medio recorrido (Alicante-Valencia, por ejemplo) como otros más largos (de Andalucía a Francia). La ruta es especialmente utilizada por el tráfico pesado -supone más del 40% del total-, lo que, junto al trazado y la poca anchura, hace de la N-344 la carretera más peligrosa de toda la provincia. En los escasos kilómetros que discurre por suelo alicantino -por el término municipal de Villena, en concreto- se han producido numerosos accidentes, el último el pasado viernes.

Está previsto que, en el futuro, toda la N-344 sea autovía desde Cieza (Murcia) hasta La Font de la Figuera. En agosto se abrieron los primeros 30 kilómetros de la A-33 en territorio murciano, hasta las proximidades de Jumilla. Cuando esté terminada, recibirá gran parte del tráfico pesado que ahora utiliza la A-7 y la A-31, lo cual aliviará la red viaria de la provincia.