Las asociaciones de vecinos de los barrios de Ciudad de Asís, la Florida, Princesa Mercedes, Alipark, San Blas y Juan Pablo II (Pau 1), unidos en la "Plataforma Renfe", reclaman la eliminación del "puente rojo" de la Gran Vía por los perjuicios que, según denuncian, provocan a todos los residentes de la zona. Los vecinos han presentado a Urbanismo su propio plan de urbanización de la zona, una vez llegue el AVE soterrado, incluyendo los asuntos que consideran más importantes y urgentes para la remodelación de ese espacio y el bienestar de los residentes.

Entre los objetivos prioritarios de los vecinos destacan la eliminación de las pantallas, que reducen las vistas y la visibilidad desde las viviendas, reducir la altura de los edificios previstos y del resto de construcciones de la zona. Piden más zonas verdes, y, por supuesto, la demolición del "puente rojo". Los vecinos llevan más de veinte años manifestándose por los inconvenientes y percances que ha causado este puente desde el momento de su construcción.

Denuncian las condiciones "pésimas" en las que se encuentra la infraestructura; "lamentable" y "vergonzosa", según los representantes de las asociaciones. "No hay visibilidad para las viviendas, hay mucho ruido, humos, contaminación..." entre otras muchas carencias como, también, la inseguridad ciudadana por la falta de iluminación y la existencia de recovecos oscuros. "Ratoneras inseguras donde ya se han producido varias agresiones y robos", según subrayan los representantes de las asociaciones de vecinos.

"Lo ideal es un paso subterráneo como frente a los Jesuitas"

La "Plataforma Renfe" rechaza los argumentos económicos y artísticos defendidos por EU y Alicante Vivo para pedir la conservación del puente. Según el colectivo vecinal, el mantenimiento de esta infraestructura, debido a su deterioro, supondría una fuerte inversión para su completa reforma, y además, "no es una obra de autor que se tenga que conservar, sino simplemente una gran masa heterogénea de hormigón y hierro". Ante esta situación, los vecinos aportaron una serie de argumentos y propuestas para solventar lo más rápido posible esta situación que llevan soportando desde su inauguración en 1988. La presencia de esta infraestructura supone un inconveniente por diversos motivos, como la dificultad para cruzar de un lado a otro por escaleras o rampas en mal estado, la inseguridad ciudadana debido a la escasa iluminación, donde existen zonas de espacios oscuros y es habitual la presencia de "mendigos con borracheras de escándalo", la falta de comunicación y de viales de acceso de muchos de los barrios periféricos afectados, o la perturbación de la futura imagen panorámica de la zona verde que está prevista. La asociación afirma que, después de los 22 años que el puente lleva instalado, ya ha cumplido su función de permitir el paso sobre las vías del tren y dar continuidad a la Gran Vía. Proponen como alternativa la construcción de un paso subterráneo como el construido hace cuatro años en la Avenida de Dénia, enfrente de los Jesuitas.