Era una de las pocas profesiones en las que el paro no tenía cabida. Pero los médicos que a partir de este año acaben su residencia tendrán que enfrentarse a un mercado laboral amenazado por los recortes, la congelación de plantillas y la incertidumbre sobre cómo les afectará la privatización parcial de los hospitales.

Pero peor lo tendrán quienes están estudiando aún la carrera. Y es que para el próximo año está previsto un severo recorte de las plazas MIR –destinadas a los médicos que han acabado la carrera y empiezan su formación como especialistas–. «El Ministerio tiene previsto reducir casi en un millar el número de plazas de formación, de 8.068 a 7.272, lo que afectará a las plazas que se oferten en la provincia de Alicante», explica Juan Manuel Arriero, jefe de estudios del Hospital de Sant Joan. Casi ninguna especialidad escapa a los recortes. «Sólo se salvan Cirugía Plástica, Obstetricia y Ginecología, Oftalmología y Pediatría».

Entre las que más plazas de formación perderán, con un 20%, destacan Alergología, Análisis Clínicos, Medicina Intensiva, Medicina Interna, Neumología, Oncología Médica y Oncología Radioterapia. La oferta definitiva se conocerá a lo largo de este mes de junio y el examen se hará en enero de 2013. La oferta de especialidades del año que viene no incluirá algunas reclamadas desde hace años y prometidas por el anterior gobierno del PSPV, como Psiquiatría infantil o medicina de urgencias.

España es de los países que más especialidades médicas alberga y la provincia de Alicante una de las que más desarrollo ha tenido en los últimos años en este terreno. «Hace 20 años aquí solo estaban las cuatro grandes especialidades. Conforme la medicina se ha hecho más completa y las técnicas se han ido sofisticando, han aumentado los especialistas», afirma Juan Manuel Arriero. Respecto al recorte de plazas previsto para el año que viene, el responsable de formación del Hospital de Sant Joan sostiene que era necesario hacer «un análisis serio de cómo está la situación de las especialidades, lo lamentable es que se haga en este contexto de recortes».

Sobre el futuro de la profesión, Arriero se muestra pesimista. «Hasta este año todos nuestros residentes han encontrado empleo, con mejores o peores condiciones. Pero quienes han terminado este año ya van a encontrarse con problemas porque los hospitales tienen muchas limitaciones presupuestarias, sobre todo en el capítulo de personal, que es el más cuantioso». Precisamente, la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina cifró el pasado viernes en 2.000 los estudiantes que no podrán ejercer especialidad alguna en España debido a la crisis.

La ilusión, la mejor receta

Vocación. Es una profesión cien por cien vocacional y llevan soñando con dedicarse a ella desde que son pequeños. Los médicos residentes plantan cara a la crisis y quieren trabajar en España, aunque algunos admiten que deberán hacer la maleta.

Saben que lo tienen difícil y no abandonan los libros de inglés por si en los próximos años les toca hacer las maletas. Pero los médicos que actualmente se están formando como especialistas en los hospitales de la provincia tienen todas sus ilusiones puestas en una profesión con la que llevan soñando casi desde que iban en pañales.

«Quiero ser médico desde que tenía cuatro años y esta ilusión no me la va a quitar ninguna crisis», señala Sandra Vañes, quien hace su primer año de residencia en Medicina Familiar en el Hospital de Sant Joan. Ella acaba de empezar, pero Irene Mateo está en su último año de residencia en Cardiología y ya le ve las orejas al lobo.

«Especialistas hacen falta, pero no se están haciendo contratos. Se ha empezado a sufrir ya este año y el próximo será peor».

Sandra e Irene comparten hospital con María Adsuar, quien se encuentra en su tercer año de residencia en Medicina de Familia. Ella espera que el panorama «cambie» cuando le toque buscar empleo. De momento se muestra entusiasmada con la especialidad que ha escogido. «La medicina de familia es el pilar del sistema sanitario. El 90% de las patologías se resuelven en atención primaria, pese a que mucha gente cree que solo firmamos recetas y curamos constipados».

Actualmente casi el cien por cien de los estudiantes de Medicina se presenta al examen MIR para hacer una especialidad. La alternativa «es muy limitada y pasa básicamente por ser médico rural o hacer guardias en una clínica privada», explica Juan Manuel Arriero, jefe de estudios del Hospital de Sant Joan.

Los años de formación suponen, sobre todo, la toma de contacto con el paciente y sentir todo el peso de la responsabilidad que supone ser médico. «Al principio tienes la sensación de que lo que has estudiado durante la cerrera no te sirve», explica Susana Pérez, quien está en cuarto año de Cirugía. La actitud «es diferente porque ves que tus actos tienen consecuencias, pero al final te sientes seguro porque en todo momento estamos supervisados, no nos dejan solos», señala Raquel Martínez, quien hace su primer año de residencia en Cirugía. La privatización de los hospitales también es algo que preocupa a quienes están formándose en ellos. «¿Qué ocurrirá si como en EE UU hay gente que no puede pagarse un tratamiento o una operación», se pregunta María García, residente de primer año en Cardiología. En la carrera, añade, «hicimos un juramento hipocrático y estamos comprometido como médicos a atender a todo el mundo, parece que quienes manejan el dinero eso no lo tienen tan claro».