­Los trámites para la construcción del centro comercial de Ikea darán un paso adelante con la aprobación en el próximo pleno del programa del plan parcial de Rabasa. No obstante, para el comienzo de las obras aún habrá que esperar más de un año ya que todavía Carreteras no ha dado su autorización al proyecto de tráfico previsto, requisito previo para que la Conselleria de Urbanismo dé el visto bueno definitivo a la incorporación de Ikea al plan parcial.

Si la construcción de Ikea dependiera sólo del Ayuntamiento, es seguro que el proyecto se tramitaría con mucha más rapidez dada la urgencia con la que el gobierno municipal del PP, con la alcaldesa al frente, anhela esta actuación. Sin embargo, en estos momentos la pelota está en el tejado de la Administración central y más adelante el plan Rabasa debe volver a Valencia para la aprobación final del Consell. Todo ello, a pesar de que ahora todas las administraciones están en manos del PP, va a suponer meses de demora a los que hay que añadir otros tantos para aprobar los proyectos de reparcelación y urbanización, que aunque ya son competencia municipal, también exigen una tramitación lenta, con exposiciones públicas incluidas, y más en una actuación de tanta envergadura como la de Rabasa.

En cualquier caso, hay que destacar el nuevo paso que da el Ayuntamiento, consistente en agrupar todos los cambios introducidos en el plan Rabasa desde 2006 en un documento único, llamado «programa de actuación integrada», para someterlo a aprobación definitiva, previsiblemente en el pleno previsto para el 30 de abril próximo.

El último paso para aprobar este documento lo ha dado Enrique Ortiz, en nombre de Viviendas Sociales del Mediterráneo, la mercantil adjudicataria de la urbanización del plan Rabasa, al comprometerse a no modificar las cargas de urbanización que se fijaron en 2006 en 187 millones de euros, pese a que se han incrementado en más de nueve millones , evitando con ello más dilaciones. Eso sí, Ortiz señala en su escrito que como las obras de urbanización saldrán a licitación pública por exigencia legal, el previsible ahorro que se obtenga al adjudicar dichas obras deberá revertir a su mercantil, como agente urbanizador.

A continuación, los pasos del Ayuntamiento deberán encaminarse a conseguir el informe favorable de la Confederación del Júcar y del Ministerio de Fomento al plan Rabasa, los dos obstáculos que bloquean el proyecto. En ambos casos desde el Ayuntamiento se asegura que hay conversaciones técnicas para llegar a acuerdos. Como se recordará, Fomento, a través de Carreteras, exigió en julio del pasado año garantías municipales de que la implantación de Ikea en los terrenos de Rabasa no iba a mermar la capacidad de la autovía, situada en sus aledaños. En cuanto al Júcar, sus reparos a Ikea por ocupar una parcela atravesada por una importante canalización, se considera en el Ayuntamiento que tiene fácil solución, con la garantía municipal de desviarla por terrenos adjuntos.

Sólo cuando se superen ambos reparos, el plan Rabasa con Ikea podrá remitirse al Consell para su aprobación final. A partir de entonces la pelota ya estará en el tejado municipal.