­Azul, rojo y blanco. El color de las vestas y capirotes de los nazarenos de El Morenet y Nuestro Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras se extendió ayer al atardecer por el Casco Antiguo de Alicante conforme avanzaban sus estaciones de penitencia. La trabajada salida de la Cofradía de los Hombres del Mar desde la ermita de la Virgen del Socorro fue solo el aviso de lo que estaba por venir: el descenso hacia el Paseíto de Ramiro, que adoptaron el año pasado, y que les ha gustado tanto que han cambiado el itinerario. «Es más bonito y espectacular, además de que los costaleros, al llevar sandalias, lo pasaban mal con los adoquines de la calle Villavieja», explicó justo antes de la salida de la procesión su hermano mayor, Manuel Giménez. Unas obras les obligaron a prescindir de esa calle y ahora son ellos los que prefieren bajar con el paso por Fray Juan Rico.

Esta hermandad data de 1997 pero se trata de una refundación de la cofradía de pescadores de San Andrés y Santiago, del siglo XVIII, la primera de ese gremio que hubo en Alicante. Su orgullo es la imagen que sacan cada año, un cristo semiyacente en la cruz que data de finales del siglo XV o de principios del XVI, según las pruebas de rayos X, infrarrojos y catas de pintura que se hicieron en la escultura cuando fue restaurada. Aunque en esta intervención perdió parte del color que le dio el sobrenombre de «El Morenet», sigue siendo muy venerada en Alicante. Fue la primera procesión en pedir la venia ayer para entrar en la Carrera Oficial, instalada un año más en la Rambla, y la primera en volver a su templo, en otro de los momentos álgidos de esta estación de penitencia que desfiló al ritmo marcado por la agrupación musical de Tómbola y la banda de San Francisco de Asís.

El trono, que iba adornado con flores blancas, moradas, rojas y con sus nuevos faldones bordados, volvió a desfilar de nuevo por la pasarela del Postiguet en un momento de belleza y solemnidad con la procesión recortada sobre el Mediterráneo. Los alicantinos echaban de menos ese momento que no se pudo disfrutar en 2011 ya que el paso elevado se había retirado para su restauración. Ayer los costaleros mecieron el trono por la renovada senda translúcida que se erige sobre el paseo de Gómiz y después ascendieron por las escaleritas del muro del Raval Roig con cientos de kilos sobre sus hombros hasta alcanzar Virgen del Socorro. Acompañaban a la imagen el comandante naval, representantes de las cofradías de pescadores y un buen ramillete de damas de mantilla.

Siempre cerca discurría el desfile procesional de la hermandad Agustina, que partió de la ermita de San Roque, a media tarde, con Nuestro Padre Jesús Despojado de Sus Vestiduras. Muchos alicantinos y visitantes se acercaron a ver asomar esta imagen y su descenso por las sinuosas calles del Casco Antiguo, en busca de los otros dos tronos de la hermandad, Nuestra Madre del Amor y la Cruz de la Escuela de Costaleros, que esperaban en el Convento de las Monjas de la Sangre. Estrenaban dos faroles de guía y la imagen titular se abría paso por las calles al ritmo de la nueva marcha procesional «A la gloria», que la Banda de Sevilla interpreta en la estación de penitencia del Despojado de la capital andaluza, y que ayer estrenó en Alicante la agrupación musical de Tobarra. La hermandad tiene proyectos para el Cristo ya que en 2013 le harán un trono nuevo, según explicó su capataz, Iván Pérez.

El último paso, la Cruz de los niños, lucía un llamativo adorno floral con capazos antiguos de rafia hecho por Floristería Tina. Al término del recorrido procesional, y ante la Concatedral de San Nicolás, los tronos de la hermandad protagonizaron un encuentro en el que los costaleros bailaron las imágenes al ritmo de la marcha procesional «Virgen de la Estrella».

Otro de los encuentros del Lunes Santo tuvo lugar a la altura de la iglesia de la Misericordia, cuando Nuestra Señora de la Esperanza, por primera vez desde su coronación canónica, salió a la cancela del templo para «saludar» a los tronos de la hermandad del Prendimiento y Nuestra Señora del Consuelo, que fue la primera que hizo su aparición ayer, aún muy de día y con un largo recorrido: su sede está en el Museo Arqueológico, en cuyos jardines los costaleros preparan los pasos. Esta hermandad nació para mantener los vínculos de los trabajadores del antiguo Hospital Provincial, en cuya capilla había una imagen de la virgen muy visitada por enfermos y familiares con la esperanza de obtener consuelo, de ahí su nombre. Encabezaba El Lavatorio, a ruedas y empujado por niños y jóvenes, con las imágenes de San Pedro y las llaves, Santiago con la concha de peregrino, y San Juan con una palma. Después, El Prendimiento, con sus varales llenos de costaleros, y con un adorno de flores rojas sobre el que se erige un olivo que completa la escena de las imágenes. Cerraba el trono de Nuestra Señora del Consuelo, portado por mujeres, que estrenaba varales.

Mientras la procesión de El Morenet pedía la venia en la Rambla, con bastante público para ser Lunes Santo, los pasos de El Prendimiento desfilaban junto al Mercado Central. El Despojado aún seguía en el Casco Antiguo y la Humildad se preparaba para salir a la calle en una jornada en la que todas llevaban los plásticos preparados para proteger las imágenes por si se ponía a llover.