Aunque poco tengamos en común con un pez cebra, este pequeño animal está ayudando a los investigadores a conocer mejor cómo funciona nuestro cerebro. Pero no es el único. La mosca, el pollo o los ratones mutados genéticamente para que sean fluorescentes y así poder observar la evolución del cerebro son imprescindibles para que los científicos avancen en sus descubrimientos antes de aplicarlos en humanos.

Una exposición en el Instituto de Neurociencias permite estos días conocer las investigaciones de este centro y los modelos animales que se utilizan para las mismas. Cerca de 200 personas, principalmente estudiantes de instituto, visitarán la muestra, guiada por los propios investigadores del centro. El recorrido, siguiendo las fases de una investigación, comienza con las moscas. En unos pequeños tubos se observa cómo crece este animal invertebrado desde que es una larva. También se pueden ver "moscas mutantes, que nos están permitiendo investigar en temas de cáncer", explica Almudena Martínez, investigadora del Instituto de Neurociencias. A su lado, otras compañeras muestran los experimentos que se están desarrollando con embriones de peces cebra. "La ventaja es que el embrión es muy transparente, por lo que a simple vista se ve su desarrollo", señala la científica Eva Rodríguez.

La ventaja de utilizar estos animales es que son sencillos y fáciles de reproducir. "Nos sirven para tener resultados a corto plazo. Después, se pasa al ratón y de ahí a los ensayos clínicos en enfermos terminales", señala Almudena Martínez. En otra mesa dos investigadoras muestran los trabajos con huevos fecundados de pollo. "Primero los metemos en una incubadora para el desarrollo del embrión y realizamos trasplantes entre embriones de pollo y codorniz", explica Ana Pombero. De esta forma "hacemos un seguimiento a la región que trasplantamos para ver, por ejemplo, que células van a migrar". Las investigaciones se llevan a cabo abriendo una parte del huevo, "después lo cerramos y dejamos que el embrión se siga desarrollando". En una pantalla se muestra una imagen de lo que será el cerebro en un embrión de pollo de dos días. "El inicio es igual en cualquier especie; Hay estadios en los que no se puede distinguir qué animal es". En la exposición no podían faltar los ratones y los que más llaman la atención son los alterados genéticamente con una proteína que les hace fluorescentes. "Trasplantamos partes de su cerebro a un ratón normal y, gracias a la coloración, vemos cómo va evolucionando", explica Arancha Botella.

Y del ratón al cerebro. En la muestra también se puede ver un cráneo y varias secciones de cerebro conservadas en formol. Los más curiosos pueden enfundarse unos guantes y coger las partes de cerebro para ver más de cerca, la corteza, responsable de que nos demos cuenta de las cosas y la parte central del cerebro, encargada de integrar esta información.