¿A usted qué le suena cuando oye la palabra "criminólogo"? Seguramente la primera imagen que se le venga a la cabeza es la de Gill Grissom, de Criminalística. Pues eso, esa idea en el imaginario español potenciado por las series de televisión es una de las cosas que más daño hace a la profesión. ¿A qué se dedica un criminólogo? Pues bien, actualmente a poca cosa porque tienen muy complicadas las salidas profesionales. "Tienen que reivindicar su sitio", explica Mar Carrasco, Vicedecana de Criminología de la Universidad de Alicante, donde se imparte el grado de Criminología. Las salidas profesionales que tienen sobre el papel son la prevención, asesoramiento y actuación en la seguridad pública.

"Antes era una especialidad y ahora es una carrera y la gente no lo entiende. No estamos reconocidos profesionalmente", afirma Shaila Villar, coordinadora de la Sociedad española de Criminología (SECRIM). La Criminología lleva 25 años como estudios propios en distintas universidades y en 2005 se hizo carrera de segundo ciclo, aunque en la actualidad se ha configurado como un grado con la entrada del Plan Bolonia. Sin embargo, aunque las salidas profesionales están reconocidas sobre el papel, la vida real da un mazazo a los recién licenciados en la titulación, que no encuentran un reconocimiento profesional. "El 98% de los criminólogos puros no tienen salida y el restante 2% se dedica a hacer estudios o a tareas académicas", afirma Villar. El problema es el vacío que hay en las administraciones: "Salen algunas plazas cuyas competencias tenemos cubiertas por currículum académico pero no podemos optar porque Criminología no está entre las licenciaturas que aceptan. También en el ámbito de las instituciones penitenciarias la figura del jurista-criminólogo ha acabado siendo sólo 'jurista' y aunque las competencias son las mismas que antes, ya no podemos optar como criminólogos". Por otro lado, Villar critica que, aunque una de las salidas que más se asocia es la de la policía, en la práctica, no tienes ninguna ventaja por tener estos estudios para entrar a formar parte del cuerpo, ni siquiera puntos.

"Se desconoce el ámbito de trabajo del criminólogo. La gente lo identifica con el CSI y sí, la Criminalística es una parte de la Criminología, pero además hay muchas cosas más. Peritaciones judiciales, atención a las víctimas del delito, políticas de prevención en los ayuntamientos, como especialistas facultativos en el ámbito policial y de la seguridad", afirma Paco Bernabeu, presidente de la Asociación de Criminólogos de Alicante y de la Federación de Asociaciones de Criminólogos de España. Además, opina que "las administraciones tienen que acostumbrarse a la figura del criminólogo, que es experto en el delito y generar puestos. También es trabajo de la empresa privada". El Ayuntamiento de Benidorm es el único en España que tiene una plaza de criminólogo.

Los profesionales que hasta ahora mismo desarrollaban el papel que reclaman los criminólogos se sienten amenazados, coinciden Carrasco y Villar. Algo que todavía dificulta más que puedan reclamar un lugar profesional. "Hay otros profesionales que están desarrollando trabajos relacionados sin tener la formación específica", coincide Bernabeu.

Carrasco recomienda a los alumnos formarse en idiomas y mirar hacia fuera: "Actualmente hay puestos específicos para criminólogos en organizaciones internacionales preocupadas por la seguridad, pero hay que manejarse para ello con los idiomas".

Pero mientras, las asociaciones de criminólogos siguen reivindicando un espacio en el mercado laboral español, donde se tenga en cuenta a estos profesionales, tanto en el ámbito público como en el privado y puedan así combatir el vacío que ahora se encuentran delante quienes salen de la universidad en época de crisis.