Personas dotadas de habilidades sociales, empatía, socialmente cálidas, emocionalmente frías, con experiencia policial y expertas en poner en práctica una comunicación persuasiva o disuasoria que ayude a poner un final feliz a cualquier incidente con rehenes u otra situación crítica. Este es el perfil de los integrantes de la red nacional de negociadores del Cuerpo Nacional de Policía y la Comisaría Provincial de Alicante ya cuenta desde finales del pasado año con un responsable policial que compaginará su trabajo en el grupo de Crimen Organizado de la Policía Judicial con el de negociador.

Pese al escaso tiempo transcurrido desde que realizó en la academia policial de Ávila el curso de especialización, el inspector Luis A.B. ya ha tenido la ocasión de poner en práctica en Alicante los conocimientos adquiridos de expertos de la Sección de Secuestros y Extorsiones de la Policía, del FBI y de la Policía Federal de México. La última fue hace escasos días, cuando un hombre que padece una esquizofrenia se atrincheró en su casa amenazando con volar el inmueble con una bombona de butano y una granada. Aunque la Policía acabó entrando por la fuerza, el negociador, que fue activado una hora después de dispararse la alerta, pudo entablar una conversación con el autor de los hechos y rebajar la tensión para preparar el asalto de sus compañeros, ya que en este tipo de situaciones críticas con enfermos mentales es casi improbable que se logre la entrega pacífica de la persona que ha generado el conflicto, por lo que si es preciso el jefe del incidente es quien ordenará el uso proporcionado de la fuerza.

Más preocupante fue el segundo caso, donde el negociador de la Comisaría de Alicante colaboró en el esclarecimiento de un secuestro en la provincia de una mujer y sus dos hijos pequeños. Aunque los autores de secuestros siempre amenazan a sus víctimas para que no alerten a la Policía, el marido de la mujer raptada acudió finalmente a pedir ayuda a la Policía pese a que cuenta con antecedentes policiales. Fue entonces cuando el negociador de la Policía de Alicante fue activado y de inmediato comunicó el incidente a través del teléfono 24 horas que tiene la Sección de Secuestros y Extorsiones. La mujer y sus dos hijos fueron trasladadas a la fuerza hasta Francia, por lo que tras la activación del negociador de Alicante y otro que se desplazó desde Madrid se alertó a la Policía francesa y en cuatro días se logró resolver sin daños personales el secuestro.

El papel del negociador, explica el inspector, es "conseguir empatizar con el autor de la situación de crisis, disminuir sus emociones e influenciar en su conducta para que cese en su actitud". Una de las premisas que tienen en cuenta al llegar al lugar del incidente es la contención verbal y "utilizar la escucha activa, que es la base de toda negociación, y conocer el problema de fondo".

Equipo de trabajo

Aunque lleva su pistola reglamentaria como el resto de policías, su herramienta principal de trabajo para estos casos es su propia voz, así como el teléfono y un cronómetro por si se establecen plazos de tiempo en las negociaciones. El negociador siempre lleva dos móviles, uno de ellos para facilitarlo al protagonista del incidente, si se niega a hablar a viva voz como sucede en muchos casos. Existe un protocolo de incidentes críticos que regula la forma de actuar. Según el negociador alicantino, las patrullas de Seguridad Ciudadana juegan "un papel esencial porque son los primeros en llegar al lugar y deben aislar el foco del incidente y evitar la fuga del autor". Cuando llegan al lugar del suceso no se debe negociar directamente. Primero hay que recabar información de la persona y de los posibles motivos que ha ocasionado la situación.

Las prisas siempre son malas consejeras, especialmente en casos de toma de rehenes con o sin vínculos afectivos, como puede ser un atraco a un banco o un hombre armado que retiene a su esposa en una vivienda. "La fórmula perfecta para el fracaso son las prisas y en estas situaciones es complicado, porque se tiende a resolverlo cuanto antes", afirma el negociador.

Lo lógico en estos incidentes es agotar la línea de negociación y en caso negativo se realiza un asalto táctico. Durante la negociación el experto trata de "disminuir las emociones del sujeto, conseguir un entorno de tranquilidad para negociar con calma". No obstante, se pueden dar casos donde el riesgo mortal es inminente y procede realizar una actuación policial inmediata.

La primera prioridad del negociador es salvaguardar la vida de los rehenes y a continuación la del autor de los hechos (en ocasiones son personas desesperadas y no delincuentes), la de los policías y la propiedad.

En el curso realizado por catorce personas tuvieron que realizar prácticas de casos reales. En una de ellas, que contó además con la participación de los GEO, simularon un atraco con rehenes y armas de fuego. Estuvieron varias horas negociando con los atracadores y lograron al final que se entregaran. Por contra, no ocurrió lo mismo con una persona esquizofrénica atrincherada. "En estos casos es muy difícil convencerla porque está en su realidad". La negociación cara a cara es la que más riesgo entraña para estos especialistas, de ahí que lleven la pistola para hacer frente a una posible agresión del autor del incidente, si bien siempre tendrán cobertura de otras unidades. En función de la evolución del suceso, el experto puede ir alternando diferentes técnicas de negociación.

La Policía cuenta ya con casi 40 negociadores y todos comparten en una web las experiencias vividas en cada provincia para ver los aspectos positivos y negativos de cada incidente. El hecho de que Alicante tenga ya un negociador en la red nacional es una gran ayuda para la resolución de conflictos, aunque, como advierte Luis A.B., "el negociador no tiene una varita mágica".