La concentración de los vencimientos de deuda y el descontrol del déficit -desbocado más del doble que la media de España- pondrán de nuevo a prueba a la Generalitat durante el primer semestre de 2012. El Consell tendrá que enfrentarse a la renovación de operaciones de crédito justo después de que en Navidad tuviera graves dificultades para hacer frente a un préstamo de 123 millones que había contraído con el Deutsche Bank. Sólo un aval del Tesoro, que salió al rescate de la Generalitat, permitió salvar el escollo. Cabe recordar que, en estos momentos, las agencias de calificación de riesgo han situado la nota de la Comunidad al nivel de "bono basura", un peldaño, incluso, por debajo de la situación en la que se encontraba Grecia cuando fue "rescatada" por sus socios de la Unión Europea.

De hecho, a lo largo del año 2012, la Generalitat tendrá que hacer frente a vencimientos de deuda por importe de la friolera de 4.900 millones de euros. Pero, concretamente, en treinta días de locura entre los meses de abril y mayor, el Gobierno que encabeza Alberto Fabra tendrá que renovar nada menos que 3.000 millones -medio billón de las antiguas pesetas- en un plazo muy breve de tiempo. Será, sin duda, una prueba de fuego para evidenciar si las medidas que el Consell está tomando surten los efectos deseados. Y, de la misma manera, si el nombramiento del nuevo conseller de Economía, Máximo Büch, contribuye a mejorar la situación. La calificación de las agencias crediticias supone, evidentemente, un problema añadido para la captación de fondos que limitan al Consell para disponer de líquido.

No será el único obstáculo con el que se encontrará la Generalitat en esta primera mitad de 2012. La lucha contra el déficit será fundamental y determinará si, como así parece, el conseller de Hacienda, José Manuel Vela, debe tomar nuevas medidas de ajuste que supongan más recortes. Las previsiones que se apuntan en algunos informes vaticinan un déficit de las cuentas autonómicas en 2011 que podría superar el 4'3% del PIB y alcanzar los 4.300 millones, cuando el tope al que deben ajustarse las autonomías, como máximo, es del 1,3%.

En esta tesitura y, además del recorte de más de 1.000 millones anunciado a principios de enero, la Generalitat tendría que poner en marcha otro ajuste por un importe de, al menos, otros dos mil millones con el objetivo de ceñirse a las previsiones del gobierno. La pregunta, a día de hoy, es cómo podría cuadrar el Consell ese recorte sin tocar los servicios básicos. Sería muy difícil. ¿Con más ingresos? Es una vía que, igual que Rajoy, está ensayando el Consell con el incremento al máximo del "céntimo sanitario" y con una subida del tramo autonómico del IRPF que acabará afectando a más de un millón de contribuyentes.