Florencio comía ayer una sopa cubierta, un entrecot con patatas y ensalada y de postre, macedonia. El menú lo había elegido su hija, M. C. L, que estos días le acompaña durante su ingreso en el Hospital General de Alicante. Si su estancia se prolonga muchos días más tal vez vea cómo a la hora de comer se terminó el poder elegir. Y es que la Conselleria de Sanidad ha decidido acabar con los menús a la carta en los centros sanitarios, ya que hasta ahora, los pacientes que no requirieran de una dieta especial, podían escoger entre varios primeros y varios segundos. A partir de ahora, todos los hospitales servirán el mismo menú básico a todos los pacientes, aunque se respetarán las dietas específicas de las patologías que lo requieran. Quien quiera optar a platos diferentes tendrá que abonar la diferencia.

Le decisión ha sido acogida de forma desigual entre los pacientes y familiares que estos días están ingresados en el Hospital General de Alicante. "Yo no lo veo bien", señala M.C. L, "los enfermos son a los últimos que hay que recortarles". Para esta vecina de Alicante que estos días acompaña a su padre, "los recortes se notan por todos los sitios. A mí me han llegado a decir que limpie el babero de papel que utiliza mi padre para comer por no darme otro y el año pasado que estuve un mes entero con mi suegra en este mismo hospital, nos daban frascos de colonia; en esta ocasión nos han dicho que tenemos que traerlos de nuestra casa". Sin embargo a Leandro, el paciente que estos días comparte habitación con Florencio, la supresión de los menús a la carta no le importa demasiado. "La verdad es que cuando estás ingresado, poca hambre tienes, así que lo mismo me da comer una cosa que otra".

Bien, si es de calidad

En una habitación contigua, a Carlos Llorens la reducción de menús le parece una buena medida de ahorro, "siempre y cuando la comida esté buena y sea de calidad. Son malos tiempos y hay que recortar de donde se pueda", señalaba este paciente del Hospital General.

A las puertas del centro sanitario, la opinión era bien distinta entre quienes visitaban a un familiar ingresado. "Los recortes tienen que hacerse en otras partidas, por ejemplo en la eliminación de cargos públicos, en dietas y en coches oficiales", señalaba muy enojado Gonzalo, quien "pese a la alegría de venir al hospital por el nacimiento de un niño" se mostraba indignado "después de haber leído esta mañana los periódicos". Para este joven, "la Sanidad y la Educación es lo último en lo que se tiene que meter la tijera y en caso de que se recorte, que se haga en los contratos que la Conselleria de Sanidad da a sus amiguitos, como por ejemplo en el caso de las resonancias magnéticas". Con la medida aprobada por el Consell el pasado jueves, el departamento que dirige Luis Rosado espera ahorrar 7,5 millones de euros anuales.

La comida, un ejemplo "de humanización"

La comida en los hospitales ha sido, hasta ahora, una cuestión muy cuidada por parte de la Conselleria de Sanidad, que ha hecho gala de que los menús se elaboran por parte de los servicios de hostelería en colaboración con los equipos de dietistas y de nutrición de los hospitales. Una medida que se recogía dentro de los planes de mejora de la calidad y atención al paciente, según Sanidad, "como un ejemplo de la humanización de la atención sanitaria".