Individuales fueron las entrevistas a las que fueron sometidos los candidatos a miembros del jurado popular. La fórmula fue propuesta por las partes personadas en el proceso al presidente del tribunal, el magistrado Juan Climent, que le pareció bien la propuesta y la aceptó. A la mitad de las aspirantes dio tiempo a testar durante la mañana (la selección comenzó poco después de las 10 horas y se interrumpió sobre las 14.15 para comer) y el resto ocupó desde las 16.30 horas hasta pasadas las diez de la noche. A la hora del almuerzo, un grupo de los aspirantes se reunió en un hotel próximo al TSJ durante el receso.

Cada uno de los dos bloques en que están divididas las partes, acusación y defensa, recusaron a cuatro de los candidatos, tal y como viene contemplado en la ley, para lo que previamente se pusieron de acuerdo.

Una vez seleccionado el jurado, sus miembros no serán incomunicados y podrán regresar a sus casas después de cada sesión. Sólo si la deliberación del veredicto se prolongara, una vez concluidas testificales y periciales, el jurado sería aislado.

Previa a la deliberación, Climent expondrá desde una vertiente pedagógica el delito. Los votos de los miembros del jurado serán nominales y, según la ley, serán necesarios siete para establecer un veredicto de culpabilidad.