Se evita angustia e incertidumbre a los pacientes y se gana en rapidez para una enfermedad en la que el tiempo es vital. El servicio de Radiología del Hospital de Sant Joan ha logrado reducir a una semana el plazo para diagnosticar un tumor y para que el paciente sea visto por el especialista. Todo gracias a un programa, pionero en la Comunidad Valenciana, puesto en marcha por esta unidad "en el que también están implicadas Atención Primaria y la mayoría de especialidades con el objetivo de dar mayor celeridad a este tipo de casos", señala Isabel G0nzález, directora del servicio de Radiología del centro sanitario.

El circuito comienza en la consulta del médico de familia o en la del especialista, cuando se sospecha de que un paciente puede padecer un tumor. "El médico nos pide entonces a Radiología las pruebas necesarias, como placas, Tacs o radiografías, que se hacen en 24 ó 48 horas como muy tarde". Si los radiólogos comprueban que, efectivamente, se trata de un caso de cáncer, "ese mismo día pedimos nosotros mismos cita para que el especialista haga un hueco en la agenda para ver al paciente en unos días en el hospital". Una auxiliar de clínica del servicio de Radiología, María Ribera, es la encargada de "engrasar" todo este circuito. "Ella es la que se encarga de avisar a los pacientes, explicarles las pruebas que les van a hacer, llamar a las consultas de los especialistas para pedir citas....", explica Isabel González.

El programa comenzó a rodar de manera experimental hace unos años, "al principio con muchas dificultades", aunque añade la jefa de Radiología del Hospital de Sant Joan, "poco a poco la gente se fue implicando al ver que funcionaba". Y es que las cifras que maneja la unidad hablan por sí solas. "En menos de una semana el 91% de los pacientes oncológicos que detectamos son recibidos por el especialista para que éste valore qué tipo de tratamiento aplicar y cuándo iniciarlo". Por los cauces normales, se puede llegar a tardar semanas e incluso meses para llegar a un diagnóstico.

De esta forma, los enfermos son los principales beneficiados de este programa, ya que se acortan los tiempos, se evitan consultas innecesarias y ante todo se reduce su incertidumbre ante una enfermedad que sólo su nombre produce ansiedad. "Hay que ponerse en la piel del paciente al que se le ha diagnosticado un posible tumor y quiere que cuanto antes se le hagan todo tipo de pruebas". Al principio, añade González, "la gente reacciona con mucha angustia, pero les tranquiliza ver que enseguida les llamamos para hacerles las pruebas necesarias y para darles cita con el especialista". Tal es la rapidez con la que trata de actuar este servicio "que una vez tuvimos que recurrir a la Policía para localizar a un paciente de Mutxamel al que se le había detectado un cáncer y tenía que ser visto cuanto antes por el especialista".

La jefa del servicio de Radiología del Hospital de Sant Joan destaca además "el coste cero" que ha supuesto la implantación de este programa en el departamento. "Simplemente se trata de tener interés y de tener un buen equipo que se organice bien porque un buen diagnóstico se puede quedar en un cajón sin un buen equipo de trabajo". Otro de los beneficios del programa es que se ahorran ingresos, ya que en muchas ocasiones el enfermo es hospitalizado para acelerar las pruebas.

Argumentos que llevan a Isabel González a insistir en la necesidad de que el Hospital de Sant Joan cuente por fin con una unidad de resonancia propia, prometida hace cerca de tres años por el entonces conseller de Sanidad, Manuel Cervera. "Con una resonancia propia evitaríamos cortes en este circuito, retrasos y esperas entre los especialistas".