Todavía no había sido inaugurado oficialmente, cuando el 27 de septiembre de 1956, el Hospital General de Alicante iniciaba su actividad quirúrgica con una operación urgente de apendicitis. El centro hospitalario cumple hoy 55 años. Durante este tiempo, más de 31.000 personas han pasado por sus quirófanos y actualmente atiende a una población de 275.000 personas. Cercana ya a la jubilación, Asunción Sempere es una de las trabajadoras más veteranas del centro, donde comenzó su carrera con tan sólo 17 años.

¿Cuál es su vinculación con el Hospital General de Alicante?

Empezó en el año 1966 cuando ingresé en la Escuela de Enfermería que en aquel entonces estaba dentro del hospital y era una de las primeras y más importantes escuelas de España. Permanecíamos en régimen de internado y todo era muy riguroso. Aprendíamos muchísimo porque desde el primer momento estábamos en contacto directo con los pacientes. Sólo salíamos los sábados de 6 a 10 y apenas teníamos un mes de vacaciones. Desde entonces he estado vinculada al hospital, como enfermera de quirófano, supervisora y ahora como subdirectora de Enfermería.

¿Cómo ha evolucionado el hospital en estos años?

Ha sido increíble, sobre todo desde el punto de vista quirúrgico. Como enfermera de quirófano me sorprende ver cómo ahora, para operarte, por ejemplo, de la vesícula, se hace a través de una pequeña incisión con un tubo. Antes te abrían de arriba abajo. La anestesia de antes también era muy dura, vomitabas, estabas todo un día para el preoperatorio.... Además, antes en el hospital éramos como una familia, todos nos conocíamos, ahora esto es como una gran ciudad, como Manhattan.

¿Cómo ha cambiado la relación médico-paciente?

Ha cambiado mucho. El médico de antes era una figura con mucho prestigio como un dios. Ahora, son más equipos con más medios. También el paciente tiene más cultura y exige más.

¿Y en cuanto a la formación?

Creo que antes era una formación más humana, en la que primaba la vocación. Ahora, mucha gente se mete a estudiar Enfermería porque ven una salida profesional. Aunque en cuanto empiezan a trabajar con el paciente, les cambia el chip.