Prendas exclusivas, modelos que lucieron divinos, una buena organización, mucho trabajo conjunto y nada de complejos fueron los ingredientes del éxito del Primer Desfile Moda Centro Tradicional de Alicante en la plaza Gabriel Miró. Vecinos, clientes y amigos se volcaron y todos disfrutamos del buen rollo y del orgullo de sentirnos reyes de la pasarela Miró, "made in Alicante".

Para placer nuestro, la cita anual de Botigues al Carrer consigue que los comercios de San Francisco, plaza Gabriel Miró y calles adyacentes trabajen todos a una bajo el paraguas del Plan Municipal de Recuperación del Centro Tradicional del Ayuntamiento que obliga, para llegar a buen puerto, al trabajo conjunto de las áreas en manos de Sonia Alegría, Belén González, Oti García Pertusa y María Ángeles Goitia, entre otras. Todas ellas acudieron a apoyar el evento.

Una buena base para un cóctel de éxito que no hubiera triunfado sin la implicación de coordinadora de dicho plan, Gema Ramis, y de toda la asociación Más que Centro, sobre todo de su presidenta Toñi Torregrosa, de Pepa que ejerció de modelo; de Reyes, que la tocó el difícil papel de ocuparse de la intendencia, y de Paula Romero, que aterrizó en esta plaza tan carismática desde Argentina después del "corralito" y que dos años después sigue al frente de su negocio "Miró" y ejerció de coordinadora de un desfile impecable y singular por la mezcla de estilos y de culturas, y que contó con más de 20 modelos adultos, otros tantos niños y un total de siete comercios.

Una velada especial que supuso una bocanada de aire fresco ante los desastrosos augurios de consumo. El carisma de este barrio, el de Miró, que le dan comercios con tanta solera como la óptica de los Torregrosa; el de Conchita Heredia, Cristina Perreño, Rosa Clemente, Noelia Ñieco, Marcel o María Luisa con su "Sastrería", y la buena convivencia con otros de reciente apertura como Morán Berruti, y Fanny Vigrana con su "Jakie Monroe"; Both Imagen con Jandro Madroñal al frente de un gran equipo de peluqueros, Kiko y Mari con El Rebujito y El Burladero, o la apuesta étnica de Tumbuctú, se lo merecen. Aunque tengo rollo más que de sobra -ejercí como orgullosa presentadora del evento- hay ocasiones en que una foto vale más que mil palabras. Y dado que el espacio de esta columna es el que es, mejor me callo. Pasen y vean.