Tiene encomendada la misión de organizar y de ordenar el proceso congresual del PP. Miguel Ortiz Zaragoza, nacido en Altea el 7 de noviembre de 1962, fue el elegido ayer para relevar a Joaquín Ripoll al frente de la cúpula provincial popular, de la que, hasta ahora, era el vicesecretario general de Organización. Es decir, el hombre que maneja la "fontanería" del PP en Alicante. A ambos puestos, curiosamente, llegó de rebote. Tras la marcha de Carlos Mazón como director general de la Cámara de Comercio, Miguel Ortiz le sustituyó en una plaza que, de facto, le situaba como número tres de la organización del PP en la provincia. Y ahora sube otro escalón para relevar a Joaquín Ripoll, con el que mantiene una estrecha relación política desde los años 90.

Licenciado en Derecho, Miguel Ortiz es uno de los "clásicos" de la escena política popular. Perfecto conocedor del "aparato" del PP, al presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, le pareció una buena solución que el alcalde de Altea y ahora senador electo se hiciera cargo del partido para pilotar el camino a los congresos, especialmente importante en el caso de la provincia de Alicante, donde se tiene que articular la sucesión de Ripoll e iniciar, al menos esa es la intención de Fabra, una etapa de unidad y consenso entre todos los sectores de la formación. Valoró, de hecho, su capacidad de trabajo pero también su tono conciliador. No tiene Ortiz, por tanto, una tarea fácil por delante. Una misión que, además, tiene que resolver en apenas siete meses de mandato.

De trato exquisito y con un carácter afable, Miguel Ortiz ha consagrado casi toda su carrera política a la actividad municipal en su pueblo y al Senado. Ha sido alcalde en diferentes etapas desde que en 1991 accedió a su primera acta de concejal. Y ocupa, igualmente, un escaño en la Cámara Alta desde hace varias legislaturas. El pasado domingo, de hecho, renovó su mandato para otros cuatro años. Ahora tiene que lidiar un toro mucho más complicado: pacificar por completo su partido.