Dicen que los modales o se aprenden en casa o nunca se dominarán. Aquellos que anden un poco despistados en lo que a normas de cortesía se refiere, ya tienen una solución alternativa: pueden acudir a la guía de buena conducta que acaba de publicar Carmeta Morán bajo el nombre "Sin maneras no hay manera".

En la vida uno puede toparse con tantos tipos de situaciones diferentes que a menudo es difícil saber cómo comportarse de la forma comúnmente aceptada como adecuada en cada circunstancia. Por ello, no está mal recurrir a los expertos cuando se está en un apuro social.

Por ejemplo, si alguna vez va a un concierto de música clásica, debe saber que jamás se puede abandonar el asiento en medio de la representación y que está prohibido hacer cualquier comentario con el compañero de al lado. Especial cuidado hay que tener con los aplausos. Debe mostrarse el entusiasmo con las palmas después de cada suite, movimiento, sonata o sinfonía. Si no se controla el programa, es mejor dejarse llevar por lo que haga el resto antes que aplaudir a destiempo y exponerse al peor de los ridículos.

Pero los buenos modales no sólo se hacen necesarios en eventos extraordinarios y de mayor nivel culturar, también se demuestran en las acciones del día a día, como en el uso de las gafas de sol, por citar un ejemplo cotidiano.

Así, está fuera de lugar su utilización en lugares cerrados y es necesario quitárselas cuando se comienza una conversación con alguien. En un restaurante no se deben dejar sobre la mesa ni sobre la cabeza. Se guardan en el bolsillo de la chaqueta o en el bolso. Tampoco se considera correcto jugar con ellas y menos aún chupar las patillas.

Otro gesto de la vida diaria con el que hay que mostrar especial cuidado es el apretón de manos. Las reglas dicen que debe ser firme (ni con la mano fláccida, ni haciendo daño, claro está) y con determinación. La mano se mueve ligeramente, no el brazo, y siempre debe hacerse mirando al otro a los ojos mostrando franqueza.

Los nuevos tiempos requieren la actualización de las normas de cortesía. En el ámbito de Internet se habla de "netiqueta" para referirse a este concepto. En este código, entre otras cosas, se incluye cómo redactar un buen correo electrónico y se recomienda que, antes de mandar un texto lleno de reproches, se deje reposar para revisar más tarde si se está de acuerdo con las formas.

Por otra parte, los nuevos modelos de familia han alterado el protocolo tradicional en los actos sociales. Sea cual sea la consanguinidad, se recomienda otorgar más protagonismo a los parientes con los que se tenga mejor relación, aunque esto signifique que el padrastro sustituya al padre biológico, por ejemplo.

El dinero, un asunto espinoso

El dinero es un tema delicado, especialmente si sale en una conversación con desconocidos. Es irrespetuoso preguntar el sueldo que se percibe o el valor de lo regalado. En las bodas no se considera de buen gusto obsequiar a los novios con dinero, aunque es la práctica predominante estos días. Además, se dice que nunca hay que entregar el sobre -que debe incluir la identificación del donante- el día de la boda, porque puede violentar a los contrayentes en un momento en que la sensibilidad está a flor de piel.

Es infinita la lista de buenos modales, pero sobre todo, recuerden: todo lo que hacen los niños siempre queda como el reflejo de la educación de sus padres, así que cuiden sus modales.