Que las relaciones entre los gobiernos que presiden pasen del respeto institucional con frialdad y episodios de choque a una mayor sintonía. Es el propósito que se han marcado los presidentes de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, y del Govern catalán, Artur Mas, que ayer se reunieron en Barcelona, junto con el murciano Ramón Luis Valcárcel, para apuntalar la conjura de las comunidades del Corredor Mediterráneo a favor de que este eje ferroviario sea prioritario para la Unión Europea.

Aunque en su comparecencia ante la prensa tras el encuentro Mas intentó no salirse del raíl de ese asunto, apuntó que ha percibido actitudes "positivas" en Fabra para intentar solucionar el conflicto respecto a la recepción de la señal de TV3 en la Comunidad Valenciana. Además, no escondió las "ganas de ir" a Valencia para reunirse con Fabra y hablar sobre cuestiones como el minitrasvase del Ebro a Castellón. Mas no ha pisado el Palau de la Plaça de Manises. Nunca se reunió con Francisco Camps, tras suspenderse la visita prevista para el pasado 20 de abril, aprovechando la presencia del catalán para ver la final de Copa del Rey en Mestalla. En 2009, el socialista José Montilla sí acudió a las dependencias del Palau, 16 años después de que lo hiciera Jordi Pujol. El propio Camps tampoco se desplazó nunca a Cataluña para acercar posturas. El último encuentro entre las dos máximas autoridades de una y otra autonómia en suelo catalán data ya de hace casi una década.

Las relaciones entre los gobiernos autonómicos de uno y otro lado del Sénia han sido desde el inicio de la democracia de respeto institucional en el mejor de los casos. Algún que otro episodio caliente se ha dado, casi siempre de enfrentamiento. Entre Joan Lerma y Jordi Pujol primó la distancia que marca el temor político, visto desde el sur, y la precaución extrema, a ojos de Pujol. Con la lengua como decorado. Con Zaplana hubo desencuentros, pero también encuentros casi furtivos, lejos de los focos, para cocinar la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL). Los tres años del socialista Pasqual Maragall (2003-2006) fueron un episodio en blanco en relación con Francisco Camps. La batalla hídrica tras la derogación del trasvase del Ebro en el Plan Hidrológico Nacional (PHN) contribuyó a enmarañar las relaciones entre los gobiernos. A Maragall lo sucedió José Montilla (en 2006), quien, como cabeza del tripartito, fue blanco de las andanadas del Consell del PP. Con todo, Camps lo invitó en 2009 al Palau de la Generalitat. Fue el segundo presidente catalán que pisó el edificio que alberga a la máxima autoridad valenciana.

Lazos de interés

Ahí empezó una relación de conveniencia con vistas a hacer frente común por el Corredor Mediterráneo, empujados por la presión empresarial a favor de esta inversión estratégica. La reunión de ayer en Barcelona para fortalecer el grupo a favor del eje ferroviario mediterráneo de mercancías abunda en los lazos de interés. Pero las sensaciones, por boca de Mas y del entorno de Fabra, es que se ha producido una especie de flechazo político.

El tiempo lo dirá, pero la tercera reunión Comunidad-Cataluña en la Plaça de Manises puede que no tarde mucho. Cuando conflictos históricamente enquistados como el lingüístico, con todos sus recelos e instrumentación política, se han evaporado como por arte de magia, y con un PP que podría necesitar a CiU como el comer, ya no existen barreras para las conveniencias compartidas. El interés hace el roce y el roce, el cariño. Habrá que esperar. El desenlace parece que no tardará.

Los presidentes del Corredor Mediterráneo visitarán a Barroso para pedir su apoyo

El jueves en Palma y ayer viernes en Barcelona, los presidentes Alberto Fabra y Ramón Luis Valcárcel se han conjurado con sus homólogos balear, Jose Ramón Bauzá, y catalán, Artur Mas, para defender como grupo de presión, junto con los empresarios, el Corredor Mediterráneo. Han decidido visitar, posiblemente el 10 de octubre, al presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso, para convencerle de que respalde el proyecto ferroviario. Después de mantener un encuentro en la sede del Govern balear, los dirigentes autonómicos hicieron hincapié en la necesidad de que el Gobierno, a través de su ministro de Fomento, José Blanco, defienda el proyecto ante Bruselas con "firmeza, contundencia y claridad", según resaltó el presidente murciano. Ramón Luis Valcárcel admitió que Blanco "ha manifestado últimamente mayor nitidez" en su respaldo a la construcción de un gran eje ferroviario de transporte de mercancías que parta desde Algeciras y enlace los puertos más importantes del Mediterráneo español hasta Francia. Fabra recordó que las cinco regiones españolas que se integran en el proyecto Ferrmed, el eje ferroviario que discurriría desde Escandinavia por las cuencas del Rhin y el Ródano hasta el Mediterráneo Occidental, representan el 30% del territorio del país. REDACCIÓN