No usaba las drogas para traficar, sino para captar amigos. Ésta es la versión que daba un joven con discapacidad psíquica que ha sido juzgado esta semana en la Audiencia. A causa de esta minusvalía, necesitaba tener estupefacientes en los bolsillos para captar a amistades, ya que de otra manera nadie quería estar con él. La Fiscalía de Alicante ha tenido en cuenta estas circunstancias y pidió al término del juicio la absolución, pero condicionada a que se adopten medidas para que el acusado reciba tratamiento psicológico.

Los hechos que se han juzgado esta semana en la Audiencia ocurrieron en la localidad de Alcoy el 25 de octubre de 2009. El acusado fue sorprendido por la Policía en el interior de un coche con otro joven consumiendo cocaína, a la que le había invitado. En los bolsillos le fueron encontrados cerca de dos gramos de esta droga distribuida en seis bolsitas, así como otras dos bellotas de hachís con un peso de otros quince gramos, así como 237 euros en efectivo. Cantidades poco importantes, aunque un tanto excesivas, que hacían que se descartara que el acusado pretendiera usarlas para su consumo particular. Las sustancias intervenidas podrían haber alcanzado en el mercado un valor cercano a los 200 euros. Por lo tanto, todos los indicios apuntaban a que se trataba de un traficante de droga al menudeo y por este motivo fue detenido y se enfrentaba a una pena de tres años y medio de prisión por un delito contra la salud pública.

El acusado el día del juicio declaró que no vendía la droga, sino que la regalaba. La discapacidad psíquica que padecía se debió a un golpe que sufrió en la cabeza durante su infancia y por la que cobraba una pensión de incapacidad. El dinero de esta pensión se usaba en la compra de estupefacientes que el acusado llevaba en los bolsillos para invitando a quienes se encontraba por la calle y con la esperanza de ganar amigos.