­Los datos que deja el balance de ETA en la provincia son escalofriantes porque detrás de ellos hay personas que, o bien murieron, o bien sus vidas quedaron marcadas para siempre por la sangre y el terror. Los últimos 31 años de actuación de la banda en la provincia suman 42 artefactos colocados por todo Alicante, cinco fallecidos, varias decenas de heridos y numerosos daños materiales. En total, 14 localidades de la provincia, principalmente municipios turísticos de la costa, han sido escenario de atentados de ETA. La banda actuó en la mayoría de ocasiones entre los meses de junio y septiembre, dentro de las macabras «campañas de verano».

Mutxamel y Santa Pola ocupan un lugar destacado en el trágico recuento, puesto que ambas localidades suman los cinco fallecidos que la violencia etarra se ha cobrado en tierras alicantinas desde que en 1979 los terroristas atentaran por primera vez en Benidorm con dos artefactos en el jardín de un apartamento y en el hotel Cimbel. Un año después, la banda irrumpía en la ciudad de Alicante con una bomba en el hotel Meliá, mientras que otras tres estallaron esa misma jornada en Xàbia, donde tres días después se produjo otra explosión en el Parador de Turismo.

No obstante, el año de mayor actividad en la provincia fue 1985, cuando se produjeron nueve explosiones en Benidorm –con una mujer herida-, Alicante, Sant Joan, Orihuela, Altea, Xàbia y Benidorm, donde se halló otra bomba en una playa que pudo ser desactivada. Afortunadamente, no hubo víctimas mortales en dichos atentados, aunque sí numerosos daños materiales. Ese mismo año, los cuerpos de los etarras José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala fueron hallados en una fosa de Busot.

El 16 de septiembre de 1991 se produjo el primer atentado con víctimas mortales en la provincia. Un atentado mató con un coche bomba que estalló frente al cuartel de la Guardia Civil a tres personas y dejó una treintena de heridos. En 1993 hubo explosiones en tres hipermercados de San Juan, San Vicente y Finestrat, dos bancos de Alicante y en un ferry de Dénia.

Tras dos atentados en el verano de 1995, la provincia vivió seis años sin actividad etarra que coincidieron con las sucesivas treguas parciales decretadas en la segunda mitad de los noventa durante el Gobierno de José María Aznar. En 2001, tras el final del alto el fuego, la terrorista Olaya Castresana falleció mientras manipulaba un explosivo en un apartamento de Torrevieja. Al año siguiente, el 4 de agosto de 2002, la banda lograba su macabro objetivo en Santa Pola, donde una bomba instalada ante el retén de la Guardia Civil acabó con la vida de un hombre y una niña. Varias personas quedaron heridas. No hubo más atentados en la provincia con consecuencias mortales. Cinco días después un artefacto explotó en una hamburguesesería de Torrevieja y los artificieros desactivaron otro en Santa Pola. En julio de 2003 ETA sembró el pánico con 13 heridos –muchos estudiantes– en dos hoteles de Alicante y Benidorm. El último golpe en la provincia fue en 2005, cuando estalló un artefacto en una residencia del BBVA en La Vila.