Los agricultores de la provincia venden las frutas y hortalizas que cultivan al mismo precio que hace diez años. Sin embargo algunos intermediarios les están aplicando en la exportación un incremento del 400% sobre su valor en origen, cuando los productos ni siquiera han llegado a su destino y, por lo tanto, no se han producido grandes desplazamientos ni ha podido repercutir todavía en el precio final de venta el coste real del transporte y los gastos adicionales.

Para el sindicato Jóvenes Agricultores (Asaja) en Alicante se está produciendo en los últimos años un grave abuso que perjudica a agricultores y consumidores. Por eso desde la organización que preside Eladio Aniorte se urgen medidas que frenen la especulación y los desajustes que se vienen sucediendo desde que la fruta o la hortaliza sale del campo hasta que llega al consumidor. "En caso contrario -advierte- el mercado alimenticio sufrirá una crisis tan devastadora como la del mercado financiero, pero de consecuencias mucho más destructivas al tratarse de lo más básico para vivir".

Los precios en origen de los productos agrícolas no han experimentado subidas significativas desde 1999, una situación que está reduciendo los márgenes de beneficio de todos los productores de la provincia hasta mínimos históricos. La renta del productor en términos "corrientes" ha experimentado aumentos, pero no en relación al "valor normal" del euro, lo que a juicio de los expertos demuestra que la capacidad adquisitiva del agricultor alicantino ha empeorado de manera considerable. Mientras el precio que obtiene el agricultor por sus frutas y hortalizas se mantiene estable desde hace trece años, resulta muy llamativo que el precio en exportación, no en destino, haya ido experimentado crecidas constantes e, incluso, en la mayoría de las ocasiones, "desproporcionadas e injustificadas". Entre otras razones porque el valor en exportación se registra tras la compra del producto cuando éste ya se encuentra en el medio de transporte desde el que se lleva a los mercados. Es decir, todavía no ha llegado a su lugar de destino y, por lo tanto, no ha podido repercutir en él el coste de la logística ni del combustible.

Pero este flagrante abuso, según denuncia el responsable provincial de Asaja, afecta también a los consumidores porque, en plena crisis, están pagando hasta un 1000% más de lo que vale un producto en el momento justo de su recolección. "También en este punto -advierte- podemos observar que los intermediarios son los que aplican la mayor parte del incremento que registran los productos, no los transportistas, factor que sigue apuntando a que los aumentos de precio no se deben al normal funcionamiento del libre mercado, sino a la especulación pura y dura".

Ninguno de los intermediarios con los que ha contactado este diario ha querido rebatir las críticas de Asaja. Se han limitado a señalar desde el anonimato que el sindicato ha ofrecido cifras "irreales" sin tener en cuenta el riesgo al que se enfrentan los exportadores en cada operación. Para ellos el origen del problema está en un pequeño grupo de grandes distribuidores que se dedica a acaparar mercancías y fijar precios multiplicando sus ingresos y "axfisiando" a agricultores y exportadores.