Pasa más de diez horas diarias trabajando bajo el sol, pero afirma que es mucho mejor que estar encerrado en una oficina. Carmelo Castro, hamaquero de profesión, trabaja desde los quince años en una empresa familiar que se dedica a alquilar hamacas y sombrillas en la playa de San Juan. Tras ocho años en el sector, confiesa que le encanta trabajar de cara al público y afirma que en la playa "se está de lujo", aunque reconoce que en determinadas ocasiones puede llegar a ser un poco "agobiante". Como él, numerosos hamaqueros comentan los pormenores y ventajas de su trabajo, una labor que, dicen, solo puede realizarse "si la playa te gusta de verdad".

Dorina y Luis Den Boer, un matrimonio de origen holandés, también llevan mucho tiempo dedicándose al negocio de las hamacas. Desde hace veinticinco años, cuando decidieron cerrar una empresa dedicada al surf a vela: "La gente ya no quería aprender windsurf y sólo llegábamos a cubrir gastos. Así que, como nos gusta la playa, decidimos pasarnos al negocio de las hamacas", cuenta ella. Todas las mañanas, a eso de las ocho y media, se plantan en la playa para montar las sombrillas y organizar las tumbonas antes de que llegue el cliente. Según dicen, es el peor momento del día ya que, una vez organizado todo, dejas de pasar calor: "En la orilla siempre hay brisa y te puedes quedar a la sombra o meterte en el agua". Afirman que el suyo es un trabajo "muy divertido". Eso sí, "estar doce horas al día en la playa también cansa" y "¡cuando llega septiembre estoy encantada!", sentencia ella.

Los clientes suelen ser fijos, en su mayoría madrileños o del norte de España. Algunos, como los de Castro, llevan "veinte o treinta años" repitiendo puesto en la playa de San Juan. Este verano, sin embargo, la clientela ha descendido entre un 30 y un 50%. Así lo afirman los trabajadores, que achacan la bajada al mal tiempo, la crisis y la imposibilidad de ampliar el número de sombrillas por puesto. Alejandro Merolla lamenta que haya habido "tantas banderas rojas esta temporada" y explica que frente a los veinte días por mes que suelen trabajar otros veranos, "este año no han sido ni quince en agosto, y unos diez en julio". Por eso, y porque la gente prefiere alquilar una sombrilla y no pagar por las tumbonas, dicen, sus ingresos han diminuido durante este verano.

Renata Borges, responsable de una de las empresas que explotan el negocio de las hamacas y sombrillas en la zona de El Campello, se queja de que sus clientes han bajado a la mitad porque, aunque sus dieciséis sombrillas se llenan todos los días, sus hamacas no, "cosa que otros años sí pasaba". Puesto que los diferentes lotes de San Juan y Muchavista son adjudicados a las empresas por los ayuntamientos de Alicante y de El Campello en concurso, el número de sombrillas y de hamacas está regulado, así como el precio mínimo a pagar por el cliente. Esto no satisface a todo el mundo ya que, afirma Borges, "hay más demanda de sombrillas pero no podemos ampliarlas".

Otra de las novedades de este verano es el precio de los lotes situados en la zona de la playa de San Juan, que ha ascendido a 3,50 frente a los 3 euros del verano pasado. Según explican los trabajadores, que acuerdan conjuntamente el precio de las hamacas y sombrillas, "es la primera vez desde que entró el euro que suben los precios" y afirman que ha sido a causa de un aumento del IPC de "casi un 20%". Así, a diferencia del canon anual de 12.000 euros que pagaba el matrimonio Den Boer el pasado año, aseguran que en esta nueva temporada ha ascendido a 12.400 euros. El pago les da derecho a explotar el alquiler de hamacas, sombrillas y sillas en una determinada zona de la playa de San Juan. Eso sí, el 12 de octubre, al igual que el resto de empresas, tendrán que recogerlo todo y volver a guardarlo para el próximo año. Así lo estipula la licencia.