No tiene ningún motivo José Manuel Uncio para añorar aquellos años de finales de los noventa en que era el cerebro financiero de la Generalitat presidida por Eduardo Zaplana. Meses después de llegar a la presidencia del Consell su amigo Francisco Camps, concretamente, en diciembre de 2003, Uncio se despidió del sector público, donde tuvo mucho mando e influencia en conseguir viabilidad para los proyectos más emblemáticos de Zaplana, como Terra Mítica, desde el Instituto Valenciano de Finanzas, un organismo que tuvo también mucho que ver en la domesticación, para los intereses del PP, de las cajas de ahorros.

Uncio, como afirman fuentes de su entorno, estuvo apenas medio año en el paro, hasta que en julio de 2004 fue contratado para el cargo que ocupa en la actualidad: director general de Renomar (Energías Renovables Mediterráneas), una firma participada al 50% por Acciona y Med Wing (de la que forman, entre otros, Fernando Roig, Ballester y el Banco de Valencia), que se convirtió en la gran adjudicataria del plan eólico valenciano impulsado por la Generalitat. Es más, en la actualidad ha desarrollado ya 23 instalaciones en Castellón y Valencia. Su fichaje, según las mencionadas fuentes, se produjo a través de la navarra EHN, que en aquel entonces era propietaria del paquete de acciones que luego vendió a Acciona, la multinacional de la familia Entrecanales.

Como director general de Renomar, Uncio dispone de una remuneración ciertamente envidiable. Las últimas cuentas anuales disponibles de la firma en el Registro Mercantil, correspondientes a 2009, aseguran que el personal de alta dirección, es decir, Uncio, percibió en ese ejercicio 612.000 euros, una cantidad sustancialmente superior a los 568.000 del año anterior. Pero sus ingresos van mucho más allá, dado que en estos últimos ocho años ha formado -o forma- parte del consejo de importantes compañías, como es el caso de Telefónica (su consejo asesor, en el que todavía está); la antigua constructora catalana Comsa, también contratista de la Generalitat; la patrimonial Tamisa; AMR Recicling (reciclaje); la andaluza Vimac, especializada en construcciones e infraestructuras eléctricas; o la inmobiliaria valenciana Llanera, que abandonó antes de su suspensión de pagos.

Desde enero de 2010 también forma parte de la Comisión de Control de la CAM cuando fue elegido en representación de las corporaciones municipales que forman parte de la entidad.

Aunque el sueldo que percibe no es muy elevado, es vicepresidente y un vocal de la Comisión de Control gana 12.000 euros anuales, los emolumentos son un buen pico para permitirse algún que otro capricho. Según confirmaron fuentes sindicales conocedoras de la caja, no sería incompatible su puesto en diferentes consejos de empresas privadas con la supervisión de la CAM, de hecho, "es mejor por sus conocimientos de las finanzas". "Sólo es incompatible para los políticos", concretaron las mismas fuentes.

Aun así, el control que realiza Uncio y los demás miembros de la Comisión de Control de la CAM es más que discutible puesto que desde hace unos meses está intervenida por el Banco de España. Además, fuentes de la comisión explicaron que las cuentas de Caja Mediterráneo llevan más de dos años siendo vigiladas de cerca por el supervisor estatal.

De la mano de Juan Soler al Valencia CF

No hay mejor lugar para hacer negocios que el palco VIP de Mestalla. Y así lo entienden muchos empresarios y políticos que acuden al campo del Valencia CF, además de a ver el fútbol, a conseguir relaciones. De la misma manera se entiende el tener un puesto en la fundación del equipo ché, ahora también propietaria del club y de la que Uncio forma parte desde el 30 de noviembre de 2004. El exdirector del IVF fue nombrado patrono a propuesta de Carlos Pascual, mano derecha de Juan Soler. De la quinta de Uncio en la institución y por la misma influencia entró la directora del IVAM, Consuelo Císcar. J.C./S.P.