El tiempo siempre deja huella. También en los edificios. Con su paso, todo se va desfigurando hasta perder la imagen de lo que un día fue. Es el caso de los grandes complejos turísticos que se construyeron en Alicante durante los años sesenta, que aunque entonces fueron el paradigma y escaparate de la construcción moderna alicantina, han envejecido y se han ido deteriorando con el paso de los años. Hoy, superado el medio siglo presidiendo la costa de Alicante, muchas de estas edificaciones han tenido que someterse a un "tratamiento de belleza" para recuperar su vieja imagen. Se encuentran, entre ellas, urbanizaciones tan representativas de la ciudad como La Rotonda -también conocida como "La Pagoda"-, Vistamar -"El Barco"-, Helios, La Chicharra y Las Torres, cuyas fachadas y estructuras han tenido que ser rehabilitadas durante los últimos años para poder volver a lucir todo su viejo esplendor.

Al preguntarle acerca de esta "coincidencia" en la rehabilitación de gran parte de las construcciones más emblemáticas de la costa de Alicante, el arquitecto y profesor de la Universidad de Alicante, Justo Oliva, advertía que "no se trata de una mera coincidencia", pues "aunque creemos que estos edificios son nuevos porque tienen una estética moderna, ya se han hecho viejos". "Además -puntualizaba-, al estar al lado del mar se deterioran con mucha mayor rapidez por la acción del sol y la humedad". El lavado de cara, por tanto, se revelaba necesario durante los años previos al comienzo de las rehabilitaciones, aunque la decisión de comenzar con los trabajos no quedaba exenta de grandes controversias. En este sentido, un trabajador del edificio La Chicharra, ubicado junto a la playa de la Albufereta, comentaba que "cuando dices de gastar dinero nadie quiere, pero empezaron a caer casquillos y no hubo más remedio que hacer una junta y comenzar con las obras".

Es un caso similar al de la urbanización La Rotonda, cuya rehabilitación comenzó en septiembre de 2009 y se dio por concluida a finales del pasado junio. Según comentaba el arquitecto encargado de dirigir la reparación, Miguel Salvador Landmann, cuando comenzaron las obras se dieron cuenta de que "su estructura metálica estaba mucho peor de lo que nos pensábamos en un principio", si bien reconocía que "siempre hay sorpresas en este tipo de edificios".

Construcciones controvertidas

El profesor Justo Oliva, sin embargo, puntualizaba que la torre de esta urbanización que según el primer plan urbanístico hoy desvirtuado sería la última edificación en altura de la playa de San Juan "ya está muy intervenida", lo que considera "una pena". Según dice, estos edificios "históricos" deberían estar catalogados, pues están quedando "totalmente desfigurados por culpa de las intervenciones individuales de los usuarios".

Oliva, quien defiende que no hay que confundir los abusos especulativos de estas construcciones con la calidad de su arquitectura, considera que "el problema de la arquitectura moderna es que, por buena que sea, no se conserva", y critica que "en Alicante se ha perdido el respeto a la fachada de los edificios". En este sentido, el profesor incide en que "la pieza ha de intentar preservar al máximo los valores originales" y comenta que "la masificación moderna, aunque no muy popular, era muy ordenada". Considera también que de haberse mantenido la planificación y la estética original "la ciudad sería mucho mejor".

Salvador Landmann, por su parte, juzga que "recuperar exactamente la misma imagen del edificio no siempre tiene sentido, ya que la técnica o solución empleada puede ser cara o estar mal pensada". Por ello, en la rehabilitación de la torre de La Rotonda, cuyo presupuesto fue de un total de 1.800.000 euros, optó por el uso de materiales actuales y novedosos, como es el corian de la Casa Du Pont, "muy resistente e integrador".

Otra de las controversias que surgen a la hora de plantearse la rehabilitación de un edificio es la adaptación al código técnico, que obliga a todas las edificaciones que sean rehabilitadas a adaptarse a las normas de seguridad. Este fue también el caso de La Rotonda, cuyas barandillas no contaban con las condiciones requeridas y tuvieron que ser modificadas. Según su arquitecto proyectista, en la rehabilitación "se ha buscado mantener la misma imagen adaptándonos al código técnico".

Justo Oliva plantea otro problema de estas construcciones, grandes protagonistas del desarrollo urbanístico de los años sesenta. Aunque incide en la calidad de obras como Vistamar, "que cuenta con una arquitectura de prestigio", reconoce que no fueron construidas en consideración con el paisaje y se cuestiona sobre el grado de protección en contraposición con "la aberración ocasionada en el entorno".

El primer plan para la playa de San Juan, hoy desvirtuado

El arquitecto Juan Guardiola Gaya, responsable de la construcción de La Chicharra, La Rotonda y Vistamar, fue el encargado de realizar en 1959 el primer plan urbanístico del primer polígono de la playa de San Juan, que marcaría el comienzo del desarrollo urbanístico que se vivió en Alicante durante los años sesenta. Este plan, sin embargo, no se llevó estrictamente a la práctica, pues tenía un carácter de sugerencia, y el planeamiento posterior ha terminado por desfigurar la propuesta inicial. Según escribió el arquitecto Justo Oliva, "en la actualidad, la presencia de los nítidos prismas de los edificios singulares a ambos lados de la avenida principal solo sirven para insinuar un orden que pudo haber sido y que lamentablemente nunca fue". Hoy, los coches han invadido la primera línea de playa, los bloques son mayores que los que un día se diseñaron como hitos -como la torre de La Rotonda- y los grandes volúmenes se construyen oblicuamente a los viales, generando desorden en el espacio urbano. c. l. c.