Los silos harineros de San Blas, ejemplo de la arquitectura industrial alicantina de principios del siglo XX, serán historia en tres días. Son los que tardarán los operarios del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) en tirar abajo los antiguos depósitos que comenzaron a demoler ayer con una única grúa para no dañar los edificios próximos, según explicó el gerente de Urbanismo del Ayuntamiento, Enrique Sanus, quien se presentó en la zona junto al director de Avant en Alicante, Javier Martínez Barco, a revisar que no hubiera ninguna persona dentro -los silos se habían convertido en refugio de transeúntes- y a supervisar el inicio de los trabajos.

La demolición comenzó a las 10.30 horas y a mediodía la grúa había acabado con cuatro de los dieciocho cilindros de los silos. Martínez Barco, responsable de la sociedad que gestiona la llegada del AVE a Alicante y que está integrada por el Ayuntamiento, el Consell y el Ministerio de Fomento, indicó que se cambió el método de demolición por seguridad y que varios elementos, todos metálicos, que se quieren conservar de los silos todavía están dentro.

"Algunos se han podido sacar y otros todavía no porque los técnicos de Adif han apreciado que era peligroso estar manipulando maquinaria dentro", aseguró. También dijo que la seguridad prima tanto en este derrumbe controlado como en las propias obras ferroviarias para lo que "estamos controlando los edificios próximos con un sistema de medición láser que garantice que no haya ningún desplazamiento".

Las antiguas harineras se habían convertido, según la sociedad Avant, en una barrera para la entrada del AVE en Alicante ya que su conservación y puesta en valor suponía un cambio en el proyecto y un retraso de unos dos años en la llegada de la Alta Velocidad, prevista para 2012. Por este motivo, una comisión técnica con representantes de las tres administraciones implicadas acordó la semana pasada la demolición.

Sin embargo, Rubén Bodewig, de Alicante Vivo, dijo que "hay espacio suficiente para que hubieran trazado un desvío de seis metros salvando las harineras. Esto habría retrasado la llegada del AVE apenas un par de semanas, nada de dos años". El colectivo tachó la actuación de "despropósito" y de "tragedia urbana" antes de recordar que los silos figuraban como elemento protegido en el primer borrador del nuevo Plan General pero luego "desapareció la ficha".

El edil de EU, Miguel Ángel Pavón, presentó ayer ante el Seprona una denuncia por un presunto delito contra el patrimonio por la demolición de los silos, del que responsabiliza a las tres administraciones. También dijo que el Ayuntamiento no ha sacado de los depósitos ningún elemento para conservar. Por su parte, José Antonio Fernández Cabello culpó directamente a la alcaldesa por no proteger el patrimonio alicantino.

División de opiniones entre los vecinos

El inicio del derribo de los silos atrajo a numerosos curiosos y vecinos que tomaban fotos y comentaban lo triste que les parecía la desaparición o, por el contrario, se posicionan a favor.

En el primer caso estaba Lina Gracia, quien dijo que "era un símbolo de una forma de vida antigua, de otra industria y otra forma de ganarse la vida. Eran un museo vivo de la ciudad. En Alicante existe la costumbre de destruir todos los símbolos y es una pena", dijo esta vecina, quien calificó la acción de "atentado".

En la misma línea, Juan Luis Gallego, quien vive frente a las harineras, indicó que "siento mucho la demolición, me afecta mucho emocionalmente".

También opina que hace mucho tiempo que se deberían haber restaurado. "No hay una política de protección del patrimonio, las asociaciones se mueven cuando ya no hay remedio y solo se intentan parar las cosas cuando peligran".

Por el contrario, Balbino Bausela, dijo que "cuanto antes los tiren mejor", y varios vecinos más coincidieron en que "se habían convertido en un nido de ratas y últimamente de indigentes, que no hacían más que provocar incendios".