Las administraciones integradas en la sociedad Avant -Ayuntamiento, Renfe, Adif y Consell- acordaron ayer la demolición de los silos harineros de San Blas después de analizar los distintos informes técnicos redactados para intentar salvar los antiguos depósitos, ejemplo de la arquitectura industrial alicantina de principios del siglo XX, que se encuentran ubicados justo en la zona por donde el AVE accederá en superficie a la estación, en donde se construirán diez andenes.

El derribo de los silos se iniciará el próximo lunes después de que los socios de Avant encontraran inviable mantener el inmueble de forma compatible con la llegada de la Alta Velocidad. Los técnicos valoraron especialmente que su conservación "in situ" obligaba a desviar las líneas ferroviarias para que no tocaran los depósitos harineros. "Esto habría supuesto un importante retraso de la entrada del AVE en Alicante -prevista para el año que viene- y que no supiéramos nunca cuando podría llegar definitivamente. Es decir, un retraso sine die", explicaron fuentes municipales.

Otro factor que ha influido decisivamente en el acuerdo de no mantener estos vestigios de la arquitectura industrial es el económico. El traslado de las líneas férreas habría obligado también a redactar todos los proyectos de nuevo, incluido el de expropiación de terrenos, con el encarecimiento que supondría para la llegada del AVE sin sumar, según añadieron las mismas fuentes, los altos costes de la conservación de los silos, su remodelación y puesta en valor en un momento en que no hay consignación presupuestaria.

"El estado actual de los silos y su proximidad a los edificios y al tráfico ferroviario obligaban también a realizar una serie de obras de consolidación bastante complicadas y a adecuarlas, además, a las normas de sismoresistencia después del terremoto de Lorca, lo que complicaba aún más la actuación".

Así las cosas, ante el posible alargamiento de los plazos en la llegada del AVE y el coste económico que suponía dejar ahí los silos, los socios de Avant han optado por echarlos abajo y mantener como estaba el proyecto de la llegada de la Alta Velocidad a Alicante. Los técnicos también valoraron como segunda opción el traslado de los silos a otro lugar aunque finalmente también se ha descartado por su alto coste, lo que ha hecho esta actuación "inviable".

La integración de los silos harineros y su conservación contó con el apoyo inicial de la alcaldesa, de EU, de arquitectos y del colectivo cultural Alicante Vivo.

La primera edil llegó a pedir a Avant en noviembre de 2010 un informe sobre el antiguo inmueble de Harinas Magro para ver si se podía salvar pero el cambio en el proyecto para que el AVE llegara en superficie a la ciudad hizo que se convirtieran en un obstáculo para mantener los plazos.