Representantes de organizaciones ecologistas mexicanas y españolas y de los colectivos ciudadanos afectados reclamaron ayer a la CAM que retire el apoyo económico a la constructora Hansa Urbana -participada en un 24,9% por la caja de ahorros- para que no ejecute un proyecto urbanístico con el que pretende construir en el municipio de Los Cabos, costa de la Baja California, una nueva Cancún, en el límite del que está considerado mejor arrecife coralino del mundo.

Hansa, que cuenta desde el pasado marzo con el permiso parcial del Ministerio de Medio Ambiente mexicano, tiene previsto invertir alrededor de 1.900 millones en los próximos 30 años para crear un macrocomplejo turístico con capacidad para 27.000 personas. Los damnificados (las obras no han empezado todavía) aseguran que el proyecto acabará con el parque nacional de Cabo Pulmo, paraje considerado patrimonio de la humanidad por la Unesco y uno de los arrecifes de coral clave en el planeta, hasta el punto de que está considerado el "acuario del mundo", tal como lo bautizó el célebre oceanógrafo Jacques Cousteau.

Hansa Urbana niega, por su parte, que el complejo Cabo Cortés vaya a afectar al arrecife coralino que se encuentra, según la constructora a 17 kilómetros de la urbanización y contará con una desaladora y una depuradora que verterá las aguas a un cauce seco y se usará para regar jardines y los campos de golf. A juicio del director de Cabo Cortés, Jesús Guilabert, la información difundida por Greenpeace, Wildcoast/Costa Salvaje, las mexicanas Niparajá, Pro Natura Noroeste, Comunidad y Diversidad y Amigos de Cabo Pulmo, entre otras, busca desinformar y confundir a la opinión pública.

El complejo ocupa parte de un terreno de 3.800 hectáreas, de las cuales 2.500 hectáreas serán de reserva ecológica y 1.300 estarán destinadas para el desarrollo, según la promotora participada por la CAM. Hansa subraya que el plan prevé que en el lugar se construyan unas 8.000 viviendas, 15 hoteles, un puerto deportivo, dos campos de golf de 18 hoyos y un aeropuerto.