Vicente Sanz (Almenara, 1946) ha sido durante más de quince años el directivo más temido en la casa de Burjassot, el hombre que lo sabía todo de casi todos, que conocía todos los entresijos de la maquinaria y que tenía en su mano el futuro laboral de la extensa plantilla (1.300 empleados) de RTVV.

Esta última era el arma que utilizaba para obtener algunos beneficios carnales, según la denuncia de acoso sexual contra él ratificada ante el juez por tres periodistas de la cadena. Las declaraciones incluyen todo tipo de detalles escabrosos y humillantes hacia las mujeres en el comportamiento del ex secretario general.

Sanz no pudo parar a tiempo esta vez el golpe y la denuncia le costó el cargo que parecía perpetuo. Juan José Bayona, José Vicente Villaescusa y Pedro García pasaron por la parte de arriba del organigrama y él siempre continuó, con un plus de poder -siempre en la práctica, poco en la teoría- si cabe en cada cambio.

Incluso López Jaraba actuó con miramiento absoluto tras saltar a la prensa el escándalo, en febrero de 2010. Necesitó tres meses para incoarle un expediente disciplinario por falta muy grave y, con ello, destituirlo como secretario general.

La caída de Vicente Sanz -retratado asiduamente con aquella frase que apareció en unas grabaciones de 1994 de que estaba en la política para forrarse- puede servir como metáfora de unos tiempos que parece que acaban en RTVV.

Con todo -y la metáfora puede continuar-, el ex presidente provincial del PP de Valencia pudo continuar en la nómina de la entidad pública tras el expediente disciplinario porque pidió su reingreso en la plaza de técnico del área laboral que posee desde 1989 (cuando se creó la televisión) para, a renglón seguido, coger una baja por depresión. Además, Sanz no ha renunciado a la indemnización de 120.000 euros que le correspondería por su cargo directivo.