El Auditorio Provincial de Alicante, un proyecto impulsado por la Diputación, colocó ayer su última piedra sin haber recibido ni un sólo euro de la parte con la que la Generalitat se comprometió a colaborar para financiar esta importante actuación. Una cuantía que asciende a un máximo de 18 millones de euros y que, por el momento, continuará en la lista de asignaturas pendientes de pago del Gobierno valenciano. A la espera de la llegada de los fondos, el titular de la Diputación de Alicante, Joaquín Ripoll, firmó ayer el documento que acredita la finalización de esos trabajos. Un acto simbólico, con descubrimiento de placa incluido, en el que también participó el arquitecto y director del proyecto, Juan Antonio García Solera.

Caballo de batalla desde que arrancaron los primeros movimientos de tierra, las obras del Auditorio de la Diputación han visto pasar los años sin que presupuesto tras presupuesto llegaran a Alicante las cuantías comprometidas. Una inyección económica que "dado que las actuaciones ya se han terminado se destinará a la programación cultural", explicó Ripoll. Moviéndose entre futuribles sobre la recepción del dinero, el mandatario provincial advirtió de que el Consell quiere "tener todos los documentos en su poder para ir librando convenientemente toda la aportación", aspectos que se pusieron sobre la mesa en "una conversación" que Ripoll mantuvo con el conseller de Economía, Gerardo Camps, "justo cuando éste efectuó la última emisión de bonos autonómicos para generar ingresos, por lo que esperamos que el dinero de la Generalitat correspondiente al año pasado, unos dos millones de euros, no tarde mucho".

En el marco de la campaña electoral y con el Auditorio Provincial a sus espaldas, el presidente de la Diputación no dudó en poner de relieve la "trascendencia" de estas instalaciones. Una infraestructura que "Alicante ha estado persiguiendo desde hace muchísimo tiempo y que posiblemente sea la más importante que se ha hecho en los últimos cincuenta años". La carga de estas declaraciones buscaba entre sus blancos a Sonia Castedo, alcaldesa de Alicante y cabeza de lista del PP municipal -candidatura de la que Ripoll es número dos-, quien hace apenas unos días reabría el cruce de desencuentros que ambos han ido arrastrando desde la antesala de la campaña electoral, relegando a un segundo plano el papel de la institución coordinada por el también presidente provincial de los populares, al señalar, en una entrevista, que no era a ella a quien le correspondía "responder sobre el futuro" de su compañero de equipo al frente de la institución, "porque, al fin y al cabo, la ciudad de Alicante no tiene la más mínima dependencia de la Diputación". Pese a todo, lo cierto, sin embargo, es que la obra más importante de la institución provincial durante el mandato que ahora termina está en Alicante.

Con mayor o menor interrelación entre ambos organismos, el dirigente provincial hizo ayer una demostración de fuerza cifrando en más de 25.000 las visitas recibidas a las instalaciones en esta fase de rodaje del nuevo edificio. Un comienzo de andadura que remató asegurando que ya se han iniciado las gestiones para que el Auditorio "tenga una inauguración oficial como se merece hacia finales de septiembre". Una puesta de largo en la que se espera contar con la Casa Real, en concreto "con la presencia de la Reina Doña Sofía por su gran afición a la música y a las artes".

Un espontáneo acusa a Ripoll de "sacar rédito de un edificio inacabado"

El acto para certificar oficialmente el final de los trabajos de construcción del Auditorio Provincial no sólo cosechó palabras amables. Tras comparecer ante los medios de comunicación, un espontáneo cargó contra el presidente de la Diputación, Joaquín Ripoll, a quien acusó de intentar "sacar rédito político de un edificio inacabado". Una afirmación que tanto Joaquín Ripoll como el propio arquitecto desmintieron pero que, lejos de aplacar las acusaciones hiló nuevas exigencias, entre ellas el emplazamiento al mandatario provincial a dejar de "insultar a la inteligencia de los ciudadanos", así como a cambiar las inauguraciones "por poner orden en las filas del Partido Popular". N. I.