En la plaza del Cementerio, una decena de negocios se mantienen gracias a la actividad económica que genera la muerte. Además del bar Los Cipreses, todas las tiendas son de flores, panteones y mármoles y, pese a que se podría pensar que son negocios seguros, la crisis y los nuevos hábitos han provocado una reducción drástica en las ventas. "Claro que estamos en crisis", señala Víctor, uno de los dueños de la floristería Gloria, aunque no tanto por la recesión económica sino porque "cada vez se incinera más gente y además las costumbres han cambiado y hay mucha gente que sólo compra flores para Todos los Santos mientras que antiguamente se arreglaban las tumbas con más frecuencia". Efectivamente, Paco, el enterrador más antiguo del cementerio que lleva 20 años trabajando aquí, confirma que cada vez hay más gente que opta por la incineración "y aún así tenemos una media de 6 entierros diarios".

El cementerio de Nuestra Señora del Remedio, abrió sus puertas en 1918 cuando se fue quedando pequeño el viejo campo santo de San Blas. Aquí hay 18.000 nichos y más de 3.000 panteones que con sus evocadoras y románticas esculturas y sus buganvillas de colores ofrecen una imagen agradable del campo santo si un lugar así puede serlo. Entre los alicantinos ilustres enterrados aquí, destaca Miguel Hernández, cuya sepultura casi siempre tiene flores frescas y es de las más visitadas, tal como confirma Paco.