El cónsul británico Paul Rodwel celebró ayer su "puesta de largo" en el cargo ante un centenar de autoridades extranjeras y nacionalees, y después de casi un año de trabajo en la provincia.

En una velada celebrada en el Auditorio de la Diputación Provincial, que contó también con representantes de la economía y sociedad alicantina, Rodwel destacó "la importante labor de cooperación entre administraciones en uno de los consulados más activos del mundo", con casi 10.000 ciudadanos atendidos al año y al servicio de una población fija, solo en el provincia, de más de 70.000 personas, además de copar la gran mayoría del tráfico aeroportuario. De hecho, se felicitó del millón de reservas hoteleras que ya han realizado sus compatriotas.

Con un discurso bilingüe, Rodwel destacó de forma especial el papel de otros consulados y las asociaciones de ciudadanos extranjeros en la provincia, además de agradecer el trabajo de todo su equipo. "Cualquier cónsul no es nada sin su consulado", afirmó mientras se dirigía a ellos.

Junto al cónsul estuvo el presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll, acompañado por la diputada de Residentes Europeos, María Asunción Prieto. Ripoll destacó en su intervención la labor que el consulado realiza por la integración de los ciudadanos británicos en la provincia, de la que dijo que era "todo un ejemplo" de covivencia.