Los monólogos de los cuatro principales candidatos a la Generalitat, emitidos anoche por Canal 9 en horario semiclandestino, evidenciaron crudamente las bazas de la campaña electoral. El presidente Camps rehuyó contestar a los ataques de la oposición y actuó como comercial de Rajoy de cara a un 22-M que pintó como unas primarias de las generales. Solicitó apoyo al Partido Popular para que la Comunidad "sea la primera en salir de la crisis" y a ser "motor" de España con un "liderazgo nacional" de Rajoy. "Entre todos debemos lograr que las cosas cambien en España", dijo mirando a cámara. "Cuando Zapatero deje el Gobierno y llegue Rajoy habrá confianza" y se creará empleo "porque tenemos soluciones", dijo.

Camps prometió que si gana, el lunes 23 "lo primero que haré será llamar a Zapatero para que adelante las elecciones" y poner fin así a "un gobierno indigno", de "recortes de derechos sociales, de paro" y de permitir "al mundo de Batasuna que se presente como Bildu". El jefe del Consell apeló a "los que tienen más o menos mi edad, 49 años" para que "expliquen a los jóvenes que antes de 1996 la Comunidad Valenciana estaba igual que ahora porque hasta el 95 mandaba el PSPV y éramos de segunda, no pasaba nada". Hasta que llegó Aznar. El candidato socialista, Jorge Alarte, acusó al presidente de rehuir su responsabilidad ante la crisis. "El paro valenciano está 4 puntos por encima de la media", apuntó. Tras repetir una docena de veces su apuesta por la dignidad y la honradez ("somos más los ciudadanos honrados"), asestó: "El 22-M no podemos premiar la corrupción, el exceso y lo que representa el señor Camps, que nos ha hecho sentir vergüenza". "El 22-M hay que decir no a la posibilidad de un presidente que se vuelva a sentarse en el banquillo para ser juzgado", dijo. Para Alarte, Francisco Camps está inhabilitado, no tiene crédito. "En diez años de alcalde de Alaquàs, yo nunca mentí, pero el señor Camps nos mintió cuando dijo que no conocía a Alvaro Pérez. En la grabación de Nochebuena [por la conversación del sumario Gürtel]quedó clara su amistad".

Para el socialista, Camps no puede ocuparse de gobernar porque está "ocupado en sus "asuntos judiciales". Por eso "nunca está cuando los valencianos lo necesitan", remató. Por ejemplo, dijo, cuando la manifestación en Elche en defensa del trasvase Tajo-Segura, "a la que usted no acudió". O cuando "debía haber dado la cara recibiendo a los familiares de las víctimas del accidente del metro y no lo ha hecho". "Yo tendré tiempo para recibirlas", prometió. El candidato de Compromís, Enric Morera, también aseguró que tendría "ese gesto de humanidad". El líder del PSPV actuó como oposición, pero también de abogado defensor del Gobierno, la parte incómoda de su posición. Por eso, echó mano de las perlas. Como la reivindicación de la puesta en marcha del AVE y la promesa de impulsar el Corredor Mediterráneo. Camps le replicó que la Alta Velocidad empezó con Aznar.

Sin promesas estrella

No hubo propuestas estrella. Camps rescató el trasvase del Ebro, "que echa tanta agua en un día como la que genera una desaladora en un año", y garantizó que con él, "la sanidad y la educación de excelencia está garantizada pase lo que pase". Alarte lo acusó "poner en peligro el funcionamiento del sistema sanitario no pagando a los proveedores de los hospitales". Se comprometió a aumentar la inversión sanitaria y a evitar esperas de 1 año para operarse y, en educación, reducir un fracaso escolar que alcanza el 40%. Sobre todo, prometió "poner todas las competencias y capacidades de la Generalitat al servicio de la creación de empleo". Las intervenciones se organizaron en cuatro bloques encorsetados, con el periodista Xavier Carrau dirigiendo la circulación. EU y Compromís quieren pescar en el electorado socialista, como complemento a las andanadas contra Camps. "Usted no debería encabezar la lista del PP porque es posible que pronto esté en el banquillo", le recriminó Sanz. "Debería irse a casa, no podemos permitir el descrédito que usted ha provocado a la Generalitat", remató Morera.

La candidata Marga Sanz (EU) pidió el voto porque "somos los únicos que hemos estado al lado de los que más han sufrido la crisis, en la calle y en las huelgas". Enric Morera proclamó que en su coalición "no estamos en política para forrarnos ni perpetuarnos" y reclamó el apoyo porque no se puede avalar a "los que han provocado esta crisis, el PSOE y el PP", y porque "Compromís no ha estado durmiendo a la bartola en la oposición". Morera culpó a Zapatero de que los valencianos tengan las "peores inversiones", de haber trazado el AVE "sin estudio de impacto ambiental, destrozando l'Horta" y de "precarizar" la condiciones de trabajo y abandonar los intereses de los trabajadores". Fue su guiño al electorado de EU. "No se puede consentir que el PSOE haga políticas de derecha", llegó a soltar en esa línea. Sanz reivindicó el "País Valencià, la unidad de la lengua y TV3".

En sus críticas al PSOE, Sanz acusó a Zapatero de hacer políticas "contra los trabajadores" y de tener "el mismo proyecto desarrollista que el PP, del siglo XX". Reprochó a ambos que no apuesten por cerrar Cofrentes y alarguen la vida de las nucleares e, igual que Morera, los acusó de primar la Alta Velocidad y olvidarse de invertir en cercanías. Morera apostó por liberar el peaje de la AP-7 y Camps lo secundó.

Camps no va a la SER, llega una hora tarde

a Canal 9 y obliga a retrasar la grabación

Sin anuncios promocionales, en horario de emisión a caballo entre viernes y sábado, grabado previamente y con un corsé cuyas condiciones son impuestas por la mayoría absoluta del PP en el consejo de RTVV. Con estos mimbres, el debate nacía muerto. Y tenso. Camps ya no fue a la cadena Ser por la mañana y, por la tarde, El malestar de los tres candidatos de la oposición (Alarte, Sanz y Morera) creció más aún al tener que esperar una hora al presidente. Todos habían sido citados a las siete, pero el jefe del Consell llegó casi a las 20 horas. Y entonces había que pasar por camerino. Las/los maquilladoras/es de la casa no fueron rácanos en potingues. Ni con el presidente, ni con el resto de participantes. Camps y Alarte lucieron corbata, en ambos casos azul. Morera, camisa sin remate atado al cuello. Quizás por eso se le vio como menos asfixiado. La candidata de EU llevaba un traje chaqueta en llamativo naranja. Salvo Sanz, que es castellanohablante, el resto se expresaron indistintamente en valenciano y castellano.En la hora que duraron los monólogos, Camps no se dirigió ni una sola vez a los candidatos de la oposición. F. ARabívalencia