Lorena no puede ocultar su felicidad, hace pocos días pudo ver, por fin, -después de 28 largos meses- a su hija de 10 años. Una medida cautelar del juez la alejó de su hija durante todo este largo tiempo. El motivo; dos cachetes que le dio a la menor una tarde como reprimenda a su mala conducta. "Nunca le había puesto la mano encima, pero ese día vi que nos estaba tomando el pelo y le dí dos bofetones para que viera que estaba enfadada con ella", reconoce la mujer.

Un Juzgado de lo Penal de Valencia condenó a Lorena por un delito de maltrato en el ámbito familiar a 56 días de trabajos en beneficio de la comunidad y le prohibió aproximarse a menos de 500 metros de su hija durante un plazo de dos años. Ahora, la Audiencia Provincial de Valencia la absuelve del delito de maltrato familiar y la condena por una simple falta a una multa de 180 euros. Sin embargo, "los dos años y medio que he pasado sin verla nadie me los devuelve", confesó dolida.

El encuentro

El esperado encuentro entre madre e hija se produjo el pasado 10 de abril en un frío Punto de Encuentro Familiar de Valencia. "La trabajadora me dijo que mi hija no me quería ver y le pedí que aunque sólo fueran cinco minutos, que con tres me bastaba para decirle lo que quería", explicó Lorena. Y así fue. La niña, que ahora tiene 10 años, accedió a verla. "Al principio no me quería mirar a la cara porque tenía miedo de que estuviera enfadada con ella, pero le dije que si me daba un beso y se echó a mis brazos", recuerda emocionada. "Es el mejor regalo que me podían hacer por mi cumpleaños", apuntó la madre, que acaba de cumplir 33 años.

Pero hasta llegar a este punto la mujer ha tenido que pasar un calvario, sin posibilidad de contactar con su hija y tras pasar una noche en calabozos como una delincuente más. Incluso ha perdido la custodia de su hija en favor del padre biológico, después de que éste aprovechara la acusación que pesaba sobre ella por malos tratos. "Me he perdido los mejores años de su vida, no le deseo a nadie lo que he pasado", asegura Lorena.

Es precisamente el asunto de la custodia de la niña el que parece estar detrás de la denuncia que en su día presentaron los abuelos paternos de la pequeña. "El padre me la quería quitar para hacerme daño", asegura Lorena.

La denuncia

Los hechos se remontan al 4 de noviembre de 2008 cuando la niña tenía ocho años. Ese día Lorena descubrió en la cartera de su hija un montón de notas de su profesora en las que se le informaba de su mal comportamiento en clase y que debían de haber sido firmadas por su madre.

Días antes ya le había reñido por su conducta en el colegio. "Me dijo que no lo volvería a hacer y yo la creía y cuando vi las notas me di cuenta que nos estaba tomando el pelo a todos", argumenta Lorena, quien nunca ha negado que esa tarde le dio dos cachetes.

"Se me hace un mundo darle dos bofetones pero ese día tenía que reñirle y le mandé a la cama muy enfadada", reconoce la mujer. "Mis amigas me decían que la tenía muy consentida". "Siempre hemos sido muy amigas, ese ha sido mi fallo", confiesa Lorena.

A la mañana siguiente su abuelo la recogió para llevarla al colegio y su madre salió a despedirla. "No podía pedirle perdón, tenía que hacerle ver que estaba dolida", explica la madre. "Pero no sabes cuánto he llorado por no despedirla ese día", explica intentando ocultar las gotas de sus ojos.

Esa tarde, viendo que los abuelos de la niña no le regresaban a la pequeña telefoneó a su casa interesándose por ella. Cuando éstos se negaron a entregársela Lorena se marchó a la comisaría de Zapadores a interponer una denuncia contra ellos. No obstante, éstos se le habían adelantado y la habían denunciado por malos tratos a la niña. "Me detuvieron cuando iba a poner su una denuncia por no devolvérmela", recuerda Lorena.

La sentencia

Los meses posteriores a su detención, y después de que el juez dictara una medida cautelar de alejamiento, la niña intentó contactar con su madre en varias ocasiones para pedirle perdón, según confiesa su madre. "Un día me llamó, yo lo cogí pensando que era su abuela, y me preguntó si la perdonaba", recuerda su madre. "Es muy duro no poder ver a tu hija", añadió emocionada.

Finalmente la Audiencia Provincial de Valencia ha estimado el recurso presentado por la acusada y la absuelto del delito de malos tratos al entender que se trató de "una acción puntual" de la madre amparándose en el "derecho-deber de corrección".

"Ahora la llamo todos los días y habló con ella durante horas", apuntó Lorena, quien ha rehecho su vida y tiene actualmente otra hija de nueve meses. "La niña me pide ver a su hermanita", asegura feliz, pero con la esperanza de tenerla junto a ella para recuperar el tiempo perdido.