Estaba llamada a convertirse en una de las nuevas zonas de expansión de la ciudad hacia el litoral norte, pero el estallido de la burbuja inmobiliaria dejó hace dos años la ampliación de la Albufereta como dormida en el tiempo.

Una rotonda por la que no circulan los vehículos, alcantarillas por las que no corre el agua, farolas que no iluminan, y aceras por las que apenas pasean algunos vecinos de la inmediaciones con sus perros, junto a montañas de material de obra abandonado y enormes arbustos.

La paralización de las obras dejó un barrio, en el que estaban previstas 1.500 viviendas, a medio hacer y que se ha ido degradando paulatinamente con el paso del tiempo. "Hay ratas, escombros y suciedad por todos sitios y los propietarios de algunos chalets se han visto obligados a alquilar garajes en las inmediaciones porque las calles de acceso a sus casas se quedaron a medias y no podían entrar con el coche", señala María del Carmen Barbuti, de la asociación de vecinos Albufereta Playa Blanca. La agrupación lleva tiempo exigiendo al Ayuntamiento una solución para esta zona de la ciudad.

Aprovechando el abandono de los terrenos, el material eléctrico que había sido instalado para el alumbrado público ha sido arrancado de las cajas de registro.

Las tapas que cubrían las alcantarillas también han sido robadas, por lo que el suelo está plagado de peligrosos agujeros que algunos vecinos van tapando con maderas y plásticos. "Es un peligro caminar por esta zona porque en cualquier momento puedes sufrir una caída", señala Barbuti.

Pasarela a medio hacer

También se quedó por terminar una pasarela peatonal que comunicará esta zona con la playa de la Albufereta, salvando las vías del tranvía. Una circunstancia que no impide que esta instalación sea habitualmente utilizada gracias a listones y piedras, a modo de escalones, y a una ingeniosa y trabajada escalera de madera, con barandilla y todo, que alguien ha colocado para poder acceder a la pasarela y acortar el camino hacia la playa.

Por otro lado, los vecinos también se quejan de la sensación de inseguridad que se respira en la zona en la que hay camiones y casas abandonados y llenos de basuras, restos de una balsa de riego cubierta de grafitis y colchones junto a fogatas como testigos del cobijo de algunos transeúntes. "En cuanto cae la luz da miedo pasar por estas calles".

El pasado mes de agosto, Nozar, la urbanizadora del plan parcial de la Albufereta, reanudó los trámites en el Ayuntamiento para aprobar el proyecto de reparcelación y completar los trabajos de urbanización de estos terrenos. Sin embargo, ocho meses después, los trabajos siguen paralizados. Desde la Gerencia de Urbanismo señalan que en los últimos meses se han limpiado varios solares, a petición de los vecinos, y en breve se espera reanudar la ejecución de algunos de los viales más importantes de la zona, como el de Flora de España, para facilitar la circulación de los vehículos.