Es tan consciente de que tiene casi asegurado un segundo mandato en el Ayuntamiento de Alicante que a Sonia Castedo, durante su acto de proclamación como alcaldable del PP en un abarrotado Teatro Principal, no le hizo falta poner sobre la mesa ni grandes obras, ni infraestructuras de relumbrón, ni planes con nombres rimbombantes pero de muy complicada ejecución. Puso los pies en el suelo, sabedora de que se enfrenta a una época que estará marcada por la austeridad y por las secuelas de la crisis. No habrá grandes proyectos, reconoció la alcaldesa, que puso todo el acento -lo hizo de forma gráfica- en la necesidad de generar empleo y en la obligación de reactivar la economía local con el turismo, la inversión exterior y una gran red cultural de referencia como grandes ejes de su programa para un mandato que debe ser clave para determinar el rumbo que acaba tomando Alicante en el futuro.

En las filas populares no hay dudas sobre la victoria en los comicios del próximo 22-M. El PP se ha convertido en una máquina electoral de tal calibre que, en ocasiones y sin una oposición que apriete, sus actos de campaña se han convertido en una rutina. "Ojalá votáramos mañana", confesó un importante dirigente del PP cuando la contienda electoral ni siquiera ha comenzado. Fue la alcaldesa, precisamente, ansiosa de vencer y de convencer en su primera cita electoral como cabeza de lista, la que puso alma al acto. Bueno, la primera edil y Luis Díaz Alperi, convertido en inesperado presentador de Castedo -su intervención no estaba en el programa- y que, en un tono emotivo que hizo saltar las lágrimas de la alcaldesa, hizo un repaso, casi al detalle, de la carrera meteórica de la dirigente del PP. Alperi y un vídeo con las obras ejecutadas durante el último mandato en el que los populares se "apropiaron" de las actuaciones pagadas con fondos del "Plan Zapatero", tan denostado por los regidores del PP como exhibido en sus balances de la gestión que ahora se acaba, dejaron paso a la intervención de la alcaldesa.

Sonia Castedo, a la que eso sí le faltó modular algo el tono de voz, dejó a un lado a Zapatero -el hilo conductor de una intervención de Camps que, por momentos, se pasó de frenada en sus ataques al presidente del Gobierno- y se centró en Alicante. "A mi que me importa que Zapatero esté o no esté. Nunca ha estado. El problema son sus políticas", apuntó la alcaldesa en su casi única alusión a la decisión del presidente del Gobierno de desechar un tercer mandato. La caja del Consell está vacía y el Gobierno no piensa abrir el espinoso debate de la financiación municipal. Consciente de ello, Castedo no engañó a los que la piropeaban con el "¡guapa, guapa, guapa!" que la alcaldesa aplica a Alicante. "En nuestro compromiso para los próximos cuatro años no esperéis encontrar grandes proyectos. No es el momento y no vamos a prometer cosas que después no podamos cumplir", subrayó antes de lanzar una crítica a la oposición por "judicializar" la vida pública. "Y así les va", reprochó a los socialistas.

Frente a eso, de cara al próximo mandato, la alcaldesa sí se comprometió a dar prioridad a la creación de empleo y a la reactivación económica. Y lo dijo de forma que todo el mundo lo entendiera. "Queremos trabajo para todos. No podemos seguir esperando una solución a la crisis, que nunca llega. No quiero personas en los centros sociales pidiendo hasta comida. ¿Pero qué es esto? Y encima quieren culpar al mundo de todo. ¡Todos son responsables menos ellos!", proclamó la primera edil. La reactivación económica de la ciudad pasa, de acuerdo con el programa electoral en el que trabaja el PP, por potenciar el turismo, la ordenación del suelo industrial de la ciudad para atraer nuevas inversiones que generen puestos de trabajo y, finalmente en lo que fue su propuesta más novedosa y ambiciosa, en la implantación de una nueva política de gestión cultural que sitúe a Alicante como referente mundial. "Queremos y vamos a tener colecciones museísticas que sólo aquí podrán verse. Queremos y vamos a conseguir ser culturalmente ese referente mundial", prometió la alcaldesa entre los aplausos de un grupo de jóvenes que la apoyaban desde el escenario con unas camisetas en las que destacaba su lema para esta campaña: "Cuenta conmigo".

A partir de ahí, Castedo -arropada por la plana mayor del Consell, diputados, una amplísima representación del campismo alicantino y una medida nómina de ripollistas- tuvo guiños y gestos para todos. Citó a los representantes de entidades sociales, festeras, vecinales... que acudieron a la convocatoria. Los saludó uno por uno al finalizar el acto. Y hasta se arrancó en un correcto valenciano para saludar a los vecinos de las partidas rurales. "Seguirem treballant junts", les prometió antes de ofrecer su compromiso para colaborar "codo a codo" y de dar las gracias a un Camps que esperaba, con el paréntesis de la intervención de Esteban González Pons en la que comparó la labor de Castedo con la de Rita Barberá, para cerrar un acto que cerca de quinientas personas siguieron desde una pantalla instalada en la calle por la imposibilidad de entrar en la sala de butacas o en los palcos.

"Ahora le toca al jefe", explicó Juan Carlos Gumiel, locutor de la COPE y conductor de un acto que convirtió, con alguno de sus chistes, en algo parecido más al "Club de la Comedía" que a la presentación de una candidata a la Alcaldía. Y subió Francisco Camps al escenario del Teatro Principal para no cambiar ni un ápice el guión que ha construido desde que llegó a la Generalitat. Ni siquiera la renuncia de Zapatero a optar a un tercer mandato aplacó el tono de sus ataques contra el presidente del Gobierno y un discurso de permanente victimismo que puede romperse con la decisión del dirigente socialista. Todo lo contrario. Camps, que evitó por completo los casos de corrupción que azotan al PP de la Comunidad a las puertas del 22-M, fue durísimo contra Zapatero. Llegó a ser hiriente e, incluso, hasta en algún comentario, demostró un talante poco democrático.

Tras ofrecerse a colaborar con Sonia Castedo, se lanzó en tromba. Comparó al presidente del Gobierno con un "Atila del Siglo XXI que por donde pasa no crece la hierba"; alardeó de los valores que recibió de sus abuelos -"he tenido la suerte de conocer a los cuatro", dijo- como "paz, familia y convivencia" mientras dudó de los que Zapatero recibió del suyo, luchador antifranquista; e, incluso, advirtió a los socialistas de que no podrían celebrar un acto para "insultarnos" en IFA -en referencia al mitin de Carme Chacón en Elche- "si no fuera por el Consell y el PP". Y cerró su función con el desenlace ya previsto. "Elecciones -subrayó- y cuanto antes".

Alperi evita aclarar la investigación sobre su patrimonio

Sin comentarios. Tanto el ex alcalde y actual diputado del PP Luis Díaz Alperi como la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, evitaron ayer pronunciarse sobre los supuestos regalos de Enrique Ortiz al ex primer edil a cambio de información privilegiada del PGOU, información adelantada por este periódico. En concreto, las posibles dádivas que entregó el constructor son tres bungalows situados en la playa de San Juan. Antes de comenzar el acto de proclamación de Sonia Castedo, Alperi, a preguntas de este periódico, se limitó a exclamar "¡Pfff... nada, nada...". "No voy a entrar en ese juego", se limitó a señalar Castedo. Sí salieron a la palestra tanto el alcaldable de EU, Miguel Ángel Pavón, para exigir explicaciones públicas a Alperi como la diputada de Compromís, Mireia Mollà, para criticar el "enriquecimiento" del PP. redacciÓN