¿Cómo surge el término resiliencia referido a los niños?

Se debe a dos psicólogas en los años 30 en Hawai. Con niños abandonados en poblados comprobaron que hay casos que remontan muy bien y otros que acaban en la cárcel o en centros psiquiátricos, siendo historias parecidas o incluso de hermanos. Analizando los factores que facilitaban salir a flote o hundirse, acuñaron el término de resiliencia, que en realidad se toma de la física porque es la capacidad de un cuerpo sometido a presión de recuperar sus formas y propiedades, e incluso de mejorarlas. En psicología es la capacidad de personas que tras traumatismos o situaciones caóticas son capaces de superarse y afrontar la vida en mejores condiciones.

¿Para tener esa capacidad se tiene que haber sido muy desgraciado de pequeñito?

No necesariamente. Hay personas con capacidad de superar y afrontar retos futuros porque parten de la seguridad básica que aportan las figuras de apego, los adultos de referencia, biológicos o no, que dan al niño el afecto. Pero no es fácil saber querer en situaciones tan extremas. De ahí parte la comprobación de que los vínculos afectivos se pueden recuperar siempre con un padre adoptivo o un educador que da seguridad. El vínculo no puede ser dubitativo ni condicionado: 'si eres bueno te quiero'. El cariño no está en discusión. Esa seguridad del adulto al niño les permite tener autoestima y que se digan "yo valgo, puedo y lo voy a superar", es el Yes we can americano.

¿Sólo con afecto?

La mayoría de los niños de la provincia a los que Javier Domínguez hizo un seguimiento en pisos de acogida están bien actualmente y lo atribuyen a haber encontrado una persona que les ha aportado seguridad con su cariño. Un crío al que han fallado padres y abuelos presenta historias de abandono con una conclusión de partida -"soy una porquería, no valgo nada"- que hay que reconducir.

¿Algún caso irrecuperable? Recuerdo a un chaval gris, tímido y callado, sin un ruido, al que su padre le pegaba como a un saco de boxeo y que se enganchó a la droga. Le adjudicaron un asesinato...

¿Cómo lo afronta el profesional?

Si está solo lo vive con mucha angustia, Hay que reunirse en grupo para el desahogo y las decisiones, también da seguridad.

¿Ha cumplido sus retos?

Voy a cumplir 67 y me acojo a la prejubilación. Dejaré de dar clase. He esperado las tesis de Dominguez y Rosse. Son 27 años en la Universidad de Alicante y casi 40 en el mundo del menor.

¿Qué ha cambiado en la forma de tratar a los menores?

Lo más gordo es que cuando empecé en los 70' el único recurso eran los internados masivos, sin acogimientos ni ayudas a familiares. El Hogar Provincial tenía 553 niños. Ahora están en pisos y van a escuelas normales, sin separación de educadores por sexos para niños o niñas. La Constitución marcó los derechos del menor. También fui el primer psicólogo y único mucho tiempo. Ahora todos los centros tienen un equipo técnico.

¿Se trabaja mejor ahora?

Sí, pero se ha laboralizado bastante. En el Centro de Nazaret eran vocacionales y no cobraban, por lo que la faceta del afecto y la seguridad para el menor estaba muy asegurada. Ahora en algunos casos prima la visión laboral sobre la necesidad del menor, pero los grupos son mas pequeños y las personas están más preparadas, todos son diplomados.

¿Hacia dónde se va?

Se está abusando del acogimiento en pisos de acogida cuando lo normal es que menores de seis años no tuvieran que ir porque hay recursos de tipo familiar para no apartarlos tanto. A partir de esa edad un niño con problemas de conducta es más difícil de encajar. Nosotros teníamos críos que entraban con 5 años y salían con 17 pero ahora hay más recursos y los casos se resuelven por la educación familiar.

¿Cuál es la causa del desarraigo de estos menores?

El problema son lo padres. ¿Por qué vamos a meter a un niño en un centro?, vamos a trabajar con los padres con programas como el perinatal, pionero en l'Alacantí, que van a la causa. El niño que es un trasto o violento es víctima del desapego, muchos críos son agresivos sólo para hacerse notar porque piensan que mientras le riñen están pendientes de él. Quieren que se ocupen de él y lo consiguen con trastadas. Yo incluso haría más si estuviera en su misma situación.

¿Cómo detectar que un menor está en riesgo social?

Se interviene desde el alumbramiento en los hospitales, o en el primer año de vida con entrevistas a la madre que va a pedir las vacunas. Se ve que ese niño tiene un futuro de abandono por negligencia, dejadez, o mala alimentación, pero no hay un delito, son madres casi adolescentes de 16 y 18 años.

¿Qué profesional hace falta?

De Enfermería o trabajadores sociales de los centros de salud, con su olfato. Se ofrece un acompañamiento o tutoría a la madre, se le hace ver su debilidad y que le podemos ayudar hasta que deje al niño en la guardería. Le acompañamos al pediatra, le asesoramos en alimentación, higiene, ocio, o la forma de reñir: es prevención a tope.

¿La Universidad enseña eso?

Me duele la competitividad actual en carreras sociales. Yo lo hacía porque merecía la pena, no por currículum. Si un profesional lleva 8 casos y la mitad no llegan a entrar en un centro, económicamente está más que compensado, aunque ese fruto no se ve hasta 10 años vista. Solo con que no acaben en una institución y la madre siga con ellos es un éxito.