Las obras de construcción del nuevo colegio San Roque, sobre la calle Villavieja, han permitido descubrir unos restos arqueológicos únicos en la ciudad: Una pequeña capilla cristiana con más de mil años de antigüedad en la que se distinguen hornacinas con algunas cruces pintadas, un banco y un altar. Los estudios arqueológicos no han podido determinar la fecha concreta a la que pertenece este oratorio, pero la sitúan entre los siglos V y X, entre la época cristiana y los inicios de la ocupación islámica. Ante la excepcionalidad del hallazgo, el proyecto del centro educativo ha sido modificado para integrar un área con los restos arqueológicos que podrán ser visitados sin interferir en la actividad docente, como confirma el gerente del Patronato de la Vivienda, Gaspar Mayor.

La ubicación del colegio, en la parte final de Villavieja junto a la muralla y camino de ronda del Castillo de Santa Bárbara, obligaba a realizar un estudio arqueológico previo a las obras que ha realizado la empresa Estrats bajo la coordinación del jefe municipal de Patrimonio del Patronato de Cultura, Pablo Rosser. En su informe, Rosser explica que en la zona se encontraron algunos restos cerámicos pero, sin duda, el mayor descubrimiento se produjo al retirar una pared de ladrillos que tapiaba el acceso a la capilla en uno de las laderas sobre las que se ubicaban varias casas que fueron derribadas para acometer las obras del colegio. Este experto considera que se trata de "un hallazgo excepcional e imprevisible, de gran importancia para la historia de Alicante".

En la misma pared de roca, junto a la puerta descubierta, se comprobó la existencia de dos hornacinas. Pero lo más interesante se encontró al retirar los escombros que colmataban casi por completo el interior del oratorio o capilla, donde pueden caber unas cuatro personas. En dos de las paredes se pueden ver siete hornacinas o columbarios y en varios de ellos unas cruces así como restos de pintura azul y roja y algunos agujeros que pudieron hacerse para albergar algún elemento decorativo. En otra pared hay un banco corrido tallado en piedra en el que caben varias personas y enfrente se encuentran entalladuras que servirían para el soporte de un pequeño altar de madera sobre el que antiguamente se colocarían las piezas de liturgia o rezo, como se desprende del informe elaborado por Rosser. El centro de culto se encuentra en una zona que pasó a ser urbana desde mediados del siglo XI y hasta la actualidad y que durante la Guerra de Sucesión sufrió una importante explosión, lo que ha impedido encontrar otros elementos relacionados con estos restos. Esta situación hace imposible fechar directamente su origen, como sostiene Rosser. Además, la capilla aparentemente fue usada en la época contemporánea, posiblemente como almacén, apunta.

Un hallazgo único

No obstante, a través del estudio de la estructura el arqueólogo lo ubica en la horquilla entre los siglos V y X. Por lo tanto, según Rosser se podría encuadrar en una época de implantación del cristianismo en nuestras tierras hasta la llegada de los musulmanes (entre el siglo V y el VIII) o en un contexto mozárabe en los primeros momentos de ocupación islámica (del siglo VIII al X).

En cualquier caso, según Rosser se trata de un hallazgo "único en la ciudad y de los pocos de la Comunidad Valenciana" y de "excepcional importancia" debido a "su espectacular estado de conservación y a su inalterabilidad pese usos posteriores". Además, el hallazgo "abre una nueva línea de investigación sobre la implantación y el desarrollo del culto cristiano en nuestras tierras".

Los restos se integrarán en el espacio del colegio, que construye Grupo Ortiz, pero podrán visitarse sin necesidad de entrar en él. El presupuesto del centro se ha mantenido, pero se ha variado la orientación del gimnasio, al que se han restado unos 12 metros cuadrados para poder integrar el hallazgo arqueológico, según Mayor. Las obras prosiguen en paralelo a la investigación arqueológica.