El nombre de Rodríguez Reinoso está íntimamente ligado al del carbono a nivel internacional. Nunca soñó con el Nobel pese a que, como muchos otros, trabajó con el grafeno, sin saberlo, ya en los años 70, el mismo material que ha hecho valedores del prestigioso premio en Física a Novoselov y Geim: "Cuestión de visión y de oportunidad", sugiere el catedrático. Sus aplicaciones tecnológicas son un punto de referencia mundial y, a punto de jubilarse, busca el "beneficio de la sociedad" con un nuevo proyecto: un filtro aislante de productos tóxicos frente a un ataque terrorista o un vertido peligroso.

¿Qué investigación tiene entre manos?

Es un proyecto europeo que estará acabado en un año, para la protección de personas en casos de accidentes químicos o de ataques terroristas. Se denomina "respuesta rápida" para dar solución, por ejemplo, a un accidente con productos químicos peligrosos en un túnel donde tienen que entrar policías, bomberos y médicos para atender a la gente. Preparamos una especie de capucha que se pueda poner el agente de policía o el médico y ellos a las víctimas, y estar 30 minutos como máximo respirando una atmósfera peligrosa sin que les pase nada gracias a esa protección.

¿Actuará, entonces, como si fuera un filtro?

Es un carbono activado especial en el que trabajamos dos universidades, la de Alicante y Budapest. El resto del equipo son empresas y centros tecnológicos. Es como una máscara, pero como a una persona inconsciente no le puedes colocar un material rígido, será flexible. Una especie de capucha que se introduce por arriba con cierre rápido y sencillo para ponerla en un segundo, dar tiempo a resolver el problema y salir. El terrorismo no son sólo las bombas, y hay que tener previsión ante una posible expansión de productos peligrosos.

¿Está bien financiado o también le afecta la crisis?

Normalmente estos proyectos están bien pagados y permiten contratar personal externo y gastos de laboratorio. Se valora que la labor sea complementaria. En este caso, Inglaterra diseña la capucha, otros darán la forma al carbono y nosotros estamos desarrollando el material. Lo importante es que las empresas se complementen y no compitan.

¿Cómo se afrontan las dificultades económicas en un laboratorio?

No se nota de manera drástica pero de repente el número de proyectos disminuye y las cantidades son menores que hace unos años. En un laboratorio montado lo importante es que el personal pueda cobrar y buscas lo que permita seguir la investigación con el menor coste posible.

¿Qué le viene a la cabeza cuando oye a los políticos que su prioridad es la I+D+i?

Hay que reconocer una realidad palpable. La investigación en España hace veinte años no tiene nada que ver con la de hoy. Tenemos una colección de investigadores muy buena, lo único que necesita es medios y desde los 80' ha habido mucho dinero. Con la crisis hay menos pero en términos generales cuando un equipo de investigación trabaja tiene medios, siempre adaptándose a las convocatorias del Ministerio, la Generalitat y Europa.

¿Tampoco se queja de la falta de espacio en el Campus?

El espacio es siempre una necesidad porque un grupo activo crece en actividad y necesita más espacio. Hoy en día, conseguirlo en este campus es imposible, por cada trocito que surge la lucha es tremenda, pero la Universidad hace lo que puede y todo es cíclico, volverá la bonanza.

¿Se puede seguir con ilusión tras 40 años en la brecha?

A veces me sorprende que mi ritmo no baje con los años pero cuando uno deja su actividad es cuando se viene abajo. Mi departamento ha pedido que pueda seguir como emérito más años porque hay mucho que hacer con un equipo de veinte personas, al menos cuando estoy en España, porque este año ya he ido tres veces a Japón y otras dos a México y a Estados Unidos. Lo bonito de la investigación es relacionarte con todo el mundo.

¿Qué le lleva tanto a Japón?

Un proyecto más reciente hispano-japonés financiado por los ministerios de ambos países para el desarrollo de nuevos materiales y el intercambio de investigadores . Tratamos de matar dos pájaros de un tiro: almacenar gas natural y conseguir nanotubos de carbono e hidrógeno, que es el futuro de la energía.

¿Y su granito de arena en el reactor de fusión nuclear?

Con otros 40 equipos europeos y 20 millones de euros contribuimos a mejorar el material que protege el interior de un trasbordador espacial para resistir condiciones extremas al pasar de la atmósfera a la tierra. Está basado en el grafito carbono y se aplica lo mismo en el reactor de fusión.

¿Le aporta algo el premio de la Sociedad Americana o tras su ya está de vuelta de todo?

Está bien que te reconozcan lo que haces, pero nada más. Hace un año obtuve el equivalente en Japón, pero los premios no son algo que deban motivar.