En la carpa de la asociación Dar Al Karama de ayuda al pueblo saharaui, una mujer manipula una cajita de henna, mientras dos niños vestidos con chilabas juegan bajo una loneta, que hace las veces de tienda de campaña, rodeados de folletos y carteles que intentan concienciar a los observadores sobre las penurias de los campamentos en el Sáhara. Es sólo una de las sesenta entidades y asociaciones alicantinas relacionadas con la inmigración y la cooperación al desarrollo presentes ayer en la Explanada dentro de la Fiesta de la Diversidad organizada por el Ayuntamiento cuyo objetivo es facilitar el conocimiento entre personas de diferentes nacionalidades y promover redes de apoyo gracias a la presencia de las ONGs alicantinas.

Para dar a conocer su cultura y sus tradiciones, los participantes han recurrido a folletos informativos, pero también a platos típicos, bisutería, artesanía y, en algunos casos, se han vestido orgullosos con los trajes típicos de sus países convirtiendo la Explanada en un micro mundo lleno de colorines, de diferentes sabores y de sonidos gracias a los tambores de los grupos de percusión que recorren el paseo.

Mientras Amnistía Internacional recaba firmas contra la pena de muerte, Edu Kaló ofrece la posibilidad de hacer un test sobre el conocimiento que hay en general sobre la cultura gitana. Cerca está el estand de "Hayastán", la asociación de Armenios de Alicante cuya presidenta, Asmik Kocharyan, resalta la facilidad que los alrededor de 2.000 armenios que viven en la provincia, 800 de ellos en Alicante ciudad, han encontrado a la hora de aprender español y de integrarse. "La integración es algo que depende de los que venimos de fuera, y los armenios no queremos estar en un gueto, queremos integrarnos y aquí no es difícil. Por ejemplo, hay muchos lugares donde aprender el idioma", señala. En este sentido, en la Asociación Senegalesa encontramos unos folletos ofreciendo a sus compatriotas clases de español. En este caso, es la propia asociación la que oferta clases de castellano lo que, sin embargo, no parece suficiente para facilitar la integración de los más de 700 senegaleses afiliados a la asociación. "Sí encontramos casos de racismo en Alicante", dice un miembro de la asociación, "éste es uno de nuestros principales problemas, aunque, claro, lo peor es la falta de trabajo".

El paro es el principal problema de los inmigrantes con los que hablamos. De los inmigrantes, y de los españoles, tal como evidencia una representante de Progreso Alicante Bulgaria quien señala que en toda la provincia hay unos 12.000 búlgaros, "pero ultimamente ya no vienen más porque no hay trabajo para nadie y ¿para qué van a venir?".

Otros colectivos están contentos. Es el caso de la Organización de Gitanos Rumanos cuyo presidente, Mítica Cretu, puntualiza que "la situación en España no tiene nada que ver con la de Francia donde han expulsado a grupos de gitanos rumanos. Aquí las instituciones nos ayudan a integrarnos". Mientras nos invita a probar un licor de cerezas, Cretu cuenta que los alrededor de 2.500 gitanos rumanos que hay en Alicante también tienen dificultades para encontrar empleo. "Algunos se dedican al comercio, pero otros buscan trabajo y no hay".

En la muestra encontramos representantes de decenas de nacionalidades: la Asociación Mexicana ofrece frijoles, mole y chile entre otros alimentos; Aculco muestra café y azúcar de caña, la Asociación peruana de Alicante vende sandwich a 2 euros y en el estand de la Comunidad Islámica de Alicante un hombre copia en árabe los nombres de los curiosos que se acercan a su caseta. No faltan los recuerdos para los suyos como en el caso de la Asociación Casa Chile que muestra un gran cartel donde se puede leer "Fuerza mineros" en apoyo a los mineros sepultados en la mina de San José, ni las muestras de orgullo por sus tradiciones como es el caso de un miembro de la Asociación Cultural Bolivia donde, además de mostrar una especie de patatas deshidratada llamadas chuño, cereales y hojas de coca, enseña al público una montera, réplica de los yelmos españoles pero hecha de piel de vaca, que en su país usan durante las fiestas.

Las asociaciones de inmigrantes presentes ayer en la Explanada se muestran orgullosas de su origen y de mostrarlo a los demás, y lamentan los estereotipos con los que se les marca con frecuencia. Alexander, un capitán del ejército ucraniano miembro de la Asociación de Países del Este de Alicante, se queja de que "a veces sólo se nos identifica por las mafias y no es justo. En la provincia, entre rusos y armenios vivimos unas 30.000 personas. Estamos bien aquí y con nuestro estand queremos dar las gracias por ello".

Se lamentan de los estereotipos, del racismo y en ocasiones de los sambenitos con los que se les carga. Como quienes les vinculan con la inseguridad ciudadana o, últimamente, las acusaciones de que hacen un abuso excesivo de los servicios médicos españoles. Ellos lo niegan así como las organizaciones que les ayudan. Marinadi, la presidenta del Comité Solidario con Perú resume el problema: "Es muy fácil culpar de nuestros males a los que vienen de fuera".

La crisis económica también afecta

a la solidaridad

Decenas de Organizaciones no Gubernamentales estuvieron ayer presentes en la feria de la Diversidad intentando concienciar a los ciudadanos de la necesidad de ayudar a los más desfavorecidos. Amnistía Internacional, Cooperación por la Paz, Fundación Vicente Ferrer, SEA, Proyecto Lázaro, Manos Unidas, Alicante Acoge, Arquitectos sin Fronteras o Médicos del Mundo son sólo algunas de las entidades solidarias presentes en la Explanada. Algunos aprovecharon la jornada para recabar apoyos, algo que no parece fácil con crisis actual. El Comité Solidario con Perú, por ejemplo, intenta convencer a los alicantinos que que cedan un día de su sueldo al mes a labores humanitarias "así aporta más el que más tiene". Pero la recesión se nota. Desde algunas ONGs se indicaba ayer que el número de socios está bajando mientras que el de voluntarios se mantiene lo que demuestra que "sigue habiendo voluntad, pero no hay dinero".