Tómbola va a cumplir sus cincuenta años de existencia y aunque no se puede decir que no se note, ya que muchas de las viejas casas originales siguen en pie sin apenas modificaciones, el barrio resulta agradable gracias a esas viviendas que los vecinos intentan mantener en buen estado, a sus calles anchas, con aceras que en algún caso alcanzan los ocho metros, y a las palmeras y jacarandas que jalonan las calzadas y llenan de verde la plaza del Progreso, la más grande y bonita de la zona.

Es un barrio de trabajadores y clase media cuyo vecindario está envejeciendo al ritmo de los inmuebles. "No tenemos terreno para crecer y apenas se construyen edificios nuevos, así que los jóvenes se van a otras zonas de Alicante a vivir y cada día hay menos", se lamenta el presidente de la asociación de vecinos, Enrique Vaquero quien, por otra parte, habla orgulloso de su barrio "tranquilo, agradable y bien comunicado". Además, dejamos constancia de que se puede aparcar sin problemas en sus calles, todas, por cierto, rotuladas con nombre de vírgenes debido al origen del barrio levantado por Cáritas a principios de los años 60.

¿Por qué se llama Tómbola? La mayor parte de los habitantes del barrio no lo sabe. "Dicen que por una tómbola que había en el Postiguet", señala un vecino. "Es porque se hizo una tómbola para elegir el nombre del barrio y al final se quedaron con ese", afirma otro. Quien sí lo tiene claro es Rigoberto Santonja, que ha estudiado en profundidad la historia de su barrio y que cuenta que cuando Cáritas lo fundó lo llamó Pío XII pero que, para ayudar en la construcción de las casas, recaudaba dinero en una tómbola de caridad que había en la esquina del hotel Meliá. "Popularmente la gente empezó a referirse a esto como el barrio de la tómbola y las casas de la tómbola y así se quedó", señala Rigoberto, quien añade que "las primeras viviendas salieron a la venta por 170.000 pesetas a pagar en 40 años". Eran casas con planta baja y un piso. Abajo se ubicaba la cocina y el salón y arriba los dormitorios. Posteriormente en los años 70 se levantaron los bloques ocres de tres plantas y ya más recientemente los altos edificios de la cooperativa del Hércules que se ubican junto a la avenida de la Universidad y la de Novelda enmarcando la zona tradicional del barrio y que han posibilitado un aumento demográfico en la zona que ha pasado de 1.978 vecinos en 1999 a los 2.500 actuales.

El barrio, pese a su años, se ve cuidado. A excepción de la fachada del viejo campo de fútbol que en su día cedió Cáritas, llena de pintadas que destacan sobre el encalado, en el barrio no se aprecian muchos grafitis ni suciedad en el suelo. Los toldos verdes que se ven en casi todos los bloques de la zona están en general en buen estado y las aceras, a excepción de algún tramo, se conservan bien aunque es verdad que las repararon hace sólo 3 años.

Durante décadas, Tómbola careció de dotaciones y no fue hasta los años 80 del siglo pasado cuando se construyeron imbornales para evitar inundaciones, se dotó el barrio de alumbrado público, asfaltado, señalización y mejora del transporte. Los vecinos recuerdan la época en la que las calles eran de tierra y, los alrededores, campo. "En los años 60 había una balsa rota donde jugábamos los niños, una fábrica de cajas de madera para tomates y una yesería. Todo era un bancal donde se cultivaba cebada, almendras y algarrobos. Aún tengo un algarrobo de aquellos tiempos", cuenta Rigoberto rememorando su infancia recién llegado al barrio.

La plaza del Progreso es el principal lugar de encuentro de Tómbola. En ella destacan su pérgola curva, algo desangelada en contraste con la frondosidad de las jacarandas plantadas en los laterales del la plaza, y los chorros de agua de su fuente rectangular que son como un imán para los niños que por las tardes acuden con sus padres a los columpios. La plaza se inauguró en 1992, pero se conserva en buen estado. De hecho, hace un par de años se repararon los juegos infantiles y el suelo de goma y se pintó la pérgola que preside la plaza.

Por la mañana, en el parque hay una tranquilidad sólo rota por los gritos que llegan del patio del colegio de educación especial Santo Ángel de la Guarda ubicado enfrente. Un anciano toma el fresco en un banco bajo los árboles y un vecino pasea a su perro. "El barrio está bien. Tenemos buenas comunicaciones con el centro y está limpio" dice una vecina que, junto a su marido, atraviesa el parque con bolsas de la compra". Esto es lo peor, que no hay muchos comercios aquí. Para comprar muchas cosas tenemos que ir a Los Ángeles". De la misma opinión es Olga, quien recuerda que "aquí había tiendas de ropa, papelería, un video club... pero fueron cerrando". El barrio sí cuenta con varias tiendas de alimentación, una pescadería, peluquería, clínica veterinaria, clínica dental... pero los vecinos echan en falta sobre todo una mediana superficie de alimentación lo que, a juicio del presidente de los vecinos, es complicado "porque no tenemos terreno".

Olga es la propietaria del bar Rafael, uno de los más antiguos de Tómbola y en el que llaman la atención los pósters de antiguos anuncios de coca cola colgados en la pared. "Lo mejor del barrio es la tranquilidad y que no tenemos problemas de aparcamiento", dice, para añadir que "hay tres o cuatro parquecitos, calles anchas, la zona deportiva... el barrio está bien". Últimamente, sin embargo, el barrio anda a la gresca a cuenta de la parroquia y la instauración de un canon de 60 euros para que los niños puedan ir a la catequesis y tomar la comunión. El sacerdote, don Rafael, y el consejo parroquial, defienden el pago por los gastos que se suscitan pero algunos vecinos se niegan a abonar el dinero al considerar que la catequesis es gratuita y han llegado a recurrir al Obispado. Por lo demás, y a excepción de alguna queja entre vecinos por los ruidos generados los fines de semana por algún grupo de jóvenes en la valle Virgen del Puig, la vida en el barrio transcurre de forma tranquila y sin grandes incidentes. Anécdotas y chascarrillos sí que tienen para contar. Tomando un aperitivo en el bar de Olga están Clemente y Emilio. Cuando les preguntamos sobre personas curiosas de Tómbola se ríen. "Tenemos al suicida del barrio que cada semana más o menos se cuelga de la botella de butano, llega al suelo y no pasa nada, pero el Samu siempre está aquí". Creemos que bromean, pero no. Otros vecinos confirman la triste historia de este hombre, con problemas de alcohol, al que todo el barrio conoce. Por lo demás, "mucho llamarnos Tómbola pero nunca nos ha tocado nada", comentan riendo.

PRINCIPALES QUEJAS Y REIVINDICACIONES VECINALES

Centro Comunitario

El barrio está pendiente de que finalicen las obras del futuro centro comunitario que acogerá dependencias para la tercera edad y para los jóvenes con cafetería, un teatro para 200 personas y otras dependencias.

La Plaza de Antonio Millano

También se espera la inauguración este mes de una plaza que llevará el nombre de Antonio Millano Martínez, antiguo presidente de la asociación de vecinos ya fallecido.

Un acceso entre el barrio y Los Ángeles

Los vecinos de Tómbola consideran necesario disponer de un acceso por la Gran Vía hacia el vecino barrio de Tómbola a donde van con frecuencia tanto para hacer compras como para ver al médico en el centro de salud de Isla de Cuba.

Asfaltado de Virgen del Puig

Las calles Virgen del Puig y Virgen de los Lirios necesitan a juicio de los vecinos un nuevo asfaltado ya que son las dos vías con más tráfico del barrio y el firme se encuentra deteriorado.

Cambio de contenedores

La asociación de vecinos ha solicitado que los contenedores que se encuentran en la calle Virgen del Puig se trasladen frente al parque del Progreso debido a los malos olores y las molestias que causan a los vecinos de las viviendas ubicadas enfrente.

Falta de comercios

Los vecinos creen que sería necesaria la apertura en el barrio de una mediana superficie de alimentación así como más tiendas de ropa y hogar pero es difícil por la crisis y la falta de solares.

Ruido nocturno

Hay quejas por el ruido que por la noche y en ocasiones producen grupos de jóvenes aunque los vecinos no consideran el barrio inseguro.

Asociación Cultural Deportiva

Una de las principales entidades del barrio es la Asociación Cultural Deportiva que acaba de cumplir sus cuarenta años de existencia y por cuya fachada, con su cartel de grandes letras, no parece haber pasado el tiempo. La asociación, ubicada en la valle Virgen de las Nieves, se inició con 50 socios y a lo largo de su historia ha acogido teatro, bailes y otras actividades culturales y deportivas, incluyendo veladas de boxeo amateur en el local de la asociación. En la actualidad, además de la gestión de los equipos de fútbol base, sus instalaciones y el bar acogen diariamente a los vecinos que echan su partida de cartas o de dominó. En una de estas mesas encontramos a su presidente, Jesús Muñoz, que resalta la importancia de la asociación como lugar de encuentro vecinal del barrio y el proyecto de reapertura de su biblioteca "que queremos potenciar y en la que queremos poner en marcha un servicio de intercambio de libros de texto para los estudiantes del barrio". Otro lugar de encuentro de los vecinos de mayor edad es el el club de mayores del barrio presidido por José Sánchez. Un visitado punto de reunión.